|
Escribimos hoy desde la indignación y la rabia, pero de forma contenida. Esas sensaciones vividas no pueden, no deben, perturbar el orden de esta casa. Somos conscientes de que otros medios lo han aireado, impulsados por esa sensación de impotencia y rabia que aparece cuando ves invadida tu propiedad, tu casa. No es fácil sustraerse a gritar que has sido agredido, maniatado, desde la más vil de las acciones. Nos referimos a los ataques informáticos que se reciben en distintas páginas taurinas digitales por parte de anti taurinos, que no dejan de ser unos antisistema. Su comportamiento es ese, estar contra todo lo establecido, solo aceptan aquello que ellos mismos establecen. Da igual que sea taurino, cultural o político, si no son las ideas que ellos defienden, las combaten de forma agresiva, intolerante e invasiva. No les importan los derechos de los demás, solo ellos parecen tenerlos. En OyT fuimos atacados en enero. Hicieron caer la página durante horas, imposibilitando nuestro trabajo y los derechos de los lectores. Lo hicieron, los llamados ‘anoymous’, simultáneamente desde Colombia, Francia y Argentina, así pudimos constatarlo. Se reparó la ‘avería’, se reforzaron los sistemas de seguridad y se restableció el servicio a nuestros lectores. Al día siguiente no dijimos nada, conscientes de que eso les hubiera hecho más fuertes. Habernos quejado, habiendo levantado la voz, les habría dado el gustazo de saborear su triunfo, el éxito de su coordinada operación ilegal de ataque. Eso les hubiera hecho más fuertes y se hubieran convencido que nos había dolido mucho. Nos dolió, pero no les dimos el gustazo de que lo disfrutaran como un éxito. Creímos, y seguimos creyendo, que esta gente actúa pagados de sí mismos, que nuestro dolor les paga sus acciones y no hay que darles esa satisfacción. Hacen su malvado trabajo pero les hurtamos nuestro pesar, una forma de que lo disfruten menos. Al fin y al cabo nosotros ya no podemos dar marcha atrás a las dificultades que hayamos pasado. La ignorancia, la falta de publicidad a sus actos, es la mejor arma para limitar la repercusión de sus acciones, de ahí nuestra estrategia. Hace unos días fuimos atacados en nuestra zona de administración y también resultó molesta la invasión aunque los lectores no lo pudieron percibir. Estos vándalos buscan notoriedad y nosotros no se la vamos a dar. Respetamos lo que haga cada cuál, nos solidarizamos con sus quejas y exigencia de controles informáticos a nivel de Internet, incluso policial, como acaba de suceder, pero cuanto más se aireen sus incursiones en el mundo delictivo de la invasión de nuestros medios, más les animaremos a que continúen. Hoy lo escribimos, pasados los días de sufrir sus miserables ataques, para que quede constancia no de sus actos, sino de nuestra postura para desnudarles de toda promoción y publicidad. Airear su pestilente hedor es favorecer sus heces para que sigan oliendo. Ignorar de entrada, después ignorar largo tiempo y más tarde, una vez restablecido el orden, seguiremos ignorándoles.
|
|