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A falta de un festejo, hoy 1 de junio, San Isidro ya nos ha dictado varias lecciones, y muchas han sido de gran nivel, de gran calado. Al margen del frío y de la lluvia, que han permanecido casi todos los días, la feria nos ha marcado caminos, nos ha dicho muchas verdades.
En Opinionytoros nos ha llegado la reválida y con ella nos han devuelto la ilusión por seguir al frente de nuestro proyecto, de nuestro objetivo. Ya saben nuestros lectores y seguidores que no tenemos metas económicas, muy lejos de eso están nuestros objetivos. Y es ahí donde hemos de sentirnos respaldados por los hechos que, sin duda, han venido a darnos la razón.
La búsqueda del toro íntegro y el toreo auténtico no es una utopía, es posible llegar a alcanzarlo y que sea accesible y asequible para todos. No somos locos en busca de un sueño, somos notarios en busca de la verdad de la Fiesta y, seguros estábamos, la hemos encontrado. Decíamos que San Isidro deja lecciones y las podemos enumerar, son visibles y notorias:
-Una figura puede cortar orejas a un toro comercial, y eso está bien, pero a ninguno de los seis estoqueados de una ganadería de las llamadas duras. El resultado y la actitud fue muy visible y diferente.
-Un torero con la verdad por delante, y sin reservas, deja escrito cómo ha de ser la disposición para venir a Madrid y lo peligroso que eso resulta, saliendo herido de gravedad.
-Muy al contrario, también queda demostrado que quienes tienen la temporada muy hecha, las figuras, no están dispuestos a expresarse de la misma manera en Las Ventas que en el caso anterior, de ahí las ventajas y los alivios.
-Cómo hay que aceptar el reto de coger una sustitución por la vía del valor y la entrega, también de la verdad, para seguir exigiendo que le sean reconocidos sus méritos.
-Como el conceder orejas de menos valor o regalo, termina por repercutir muy poco. A salvo los que ya tienen contratos, pero no los que los necesitan.
-Que las ganaderías están bajo mínimos alarmantes de casta y bravura. A pesar de ello se siguen comprando encierros a sabiendas de su descastamiento, lo que hace imposible la creación de nuevos aficionados.
-Que la fiesta sin emoción no es nada y que las tardes que se ha disfrutado de verdad y ha permanecido el interés de los aficionados no eran las de las ganaderías de las figuras.
-Que los aficionados no soportan las ganaderías que las figuras exigen.
-Que la lidia completa existe y que los tres tercios pueden adquirir máxima belleza y emoción, alcanzando una vibración colectiva inigualable. Eso es imposible si en los carteles están las figuras, pues exigen esos toros que no la soportan.
-Que sin figuras se pueden ver llenos si hay anunciados toros y toreros que garantizan la autenticidad.
-Que la lidia completa es la máxima expresión de la fiesta y del espectáculo que se debe de ofrecer. Y que, como consecuencia de todo lo antedicho, querer sostener la fiesta sin la plenitud, es condenar a que el espectáculo quede reducido a un show para los turistas en su ruta por España.
OyT ha salido reforzado con lo sucedido. Lo que ha quedado en el recuerdo colectivo de los aficionados es esa autenticidad que siempre hemos reclamado.
¿Alguien tomará nota?
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