inicio / opinion y toros
 
   
   
Inicio
Editorial
Opinión
División de Opiniones
El Arte del Rejoneo
Reportajes
Mano a Mano
Tribunas
Noticias
San Isidro
Enlaces
Novedad Quiénes somos
Buscador OyT
   
 
Previsión del tiempo para MADRID
 
 
Gracias por seguir con nosotros
  LOS TOREROS Y LAS ESCUELAS  
     
 

Planteamos hoy un tema que suele discutirse mucho sobre las ventajas o desventajas que supone el aprendizaje de los toreros. Que este se inicie en las escuelas o por generación espontánea, como sucedía años atrás. 

Hemos invitado a un matador de toros, a un torero de los pies a la cabeza, Gregorio Tébar “El Inclusero” para que exponga sus ideas al respecto. Él es de una generación en la que las escuelas no existían y, por tanto, se hizo a sí mismo. Años después tuvo oportunidad de dirigir una escuela taurina y de ahí su idoneidad para tratar este asunto. Sus formas toreras, tan apreciadas, no provienen de una escuela; ¿es ello sinónimo de que las escuelas no hacen falta?. Es cierto que ¿las escuelas estandarizan a los toreros?. Estas preguntas y otras habrán de hacerse al final en nuestra encuesta. Le invitamos, como siempre a participar tras leer detenidamente lo que el torero expone en su escrito.

TOREROS: ¿De la calle o de la escuela?

La dirección de este magnífico portal llamado Opinionytoros.com, me pide que aporte mi granito de arena, por aquello de lo mucho que he vivido en este mundo tan particular y hermoso como es el mundo del toro. Para cubrir el muy interesantísimo tema a debate, en este caso, “división de opiniones”, que estos señores han bautizado como tal, me cabe el honor de hacer el despeje en este tema tan apasionante, cual es la disección entre si los toreros deben ser de la calle o de la escuela. Yo, genéricamente, me inclino por los toreros; así lo siento, y así lo digo, sin importarme para nada su leal procedencia. Pero ahondaremos en la cuestión, como es preceptivo.

Siento preocupación puesto que, las letras, menester al que adoro, no son esencialmente mi tema fuerte pero, ante la disyuntiva hermosa que estos hombres me pusieron -o escribes o escribes- no me queda otra opción que, ante todo, felicitarles por tan bella labor y, acto seguido, complacerles porque, previo a mi humilde pluma, por esta sección, han pasado verdaderas autoridades en materia, algo que me deja casi atónito por la responsabilidad asumida. Sea como fuere, pondré girones de mi alma en este empeño y, serán ustedes, amigos aficionados, los que dictarán, como hacen en las plazas de toros, su última palabra. Yo quisiera, y para eso escribo, obtener, en tan apasionante tarea, cuando menos, el mismo respeto que siempre me han dado los aficionados dentro de los recintos taurinos.

Yo vengo, como torero, de la más absoluta realidad que en la calle podríamos encontrarnos; es decir, inclusero de todo, como mi propio nombre indica. Y digo inclusero no porque no tuviera una familia que, afortunadamente, la tuve; como todo hijo de  vecino; pero no es menos cierto que, llegué al mundo del toro por la vía de la humildad, sencillamente, dentro de aquella generación que, por no tener, algunos, no tenían ni apellidos, como a mi me tildaron alguna que otra vez. Es cierto que, el nombre que me puso Pepe Manzanares, en su momento, podría calar -quizás caló más de lo que yo pensaba- pero, a su vez, también producía toda serie de escarnios y burlas que, algunos por ignorancia y, otros por mala idea, jugaban con mi nombrecito, algo que jamás me hizo gracia. Aprovecho ahora para decir que tuve una madre irrepetible y admirable a la que conocí como Rosario Pérez y, a su vez, un padre luchador que, primero con mi madre y, más tarde con mi tía, la que resultó ser su segunda esposa tras la muerte de mi madre, supo sacarnos a toda la familia a flote.

Pero, centrémonos en el tema que nos ocupa. Toreros, ¿de la calle o de la escuela? Difícil pregunta para responder cuando, el que escribe, como digo, se forjó en la dura escuela de la vida y, pasados los años, me vi al frente de la Escuela Taurina de Alicante, etapa fantástica que jamás olvidaré. Como antes decía, yo creo en los toreros y, me gustan como tales. Jamás a nadie le pregunté su ascendencia. Hace muchos años, en su día, vi a un muchachito que me fascinó su forma de interpretar el toreo y, aposté por él; es más, se lo dije a todos mis amigos. Sinceramente, no se si Juan Mora, que así se llama el torero, alguna vez estuvo en escuela alguna pero, la gran realidad es que, su forma de interpretar el toreo me cautivó por completo y, más tarde, el tiempo me dio la razón en que, como se demostró, aposté por el caballo ganador; y no entro en valoraciones tan absurdas de si ha sido figura o ha dejado de serlo; ha sido  -lo sigue siendo- un gran torero y, con eso, me basta y me sobra. Sigo creyendo que, nadie medianamente sensato será capaz de preguntarse de dónde viene Morante de la Puebla; es decir, ¿ha estado en alguna escuela? Ni lo se, ni por supuesto me importa. Pero sí me importa, y mucho, la calidad de su toreo: y ahora mucho más porque, tras haber superado aquella maldita enfermedad que lo tenía distraído por completo, ahora, en esta temporada, nos estamos encontrado con el Morante torerísimo que siempre soñamos.

Cualquiera podría pensar que estoy en contra de la escuelas como tales; nada más lejos de la realidad, entre otras cosas, porque, además de toreros, en las escuelas, de haber profesores preparados como el maestro Bernadó, Macareno, Pepe Luís Vázquez, Sánchez Puerto y otros muchos, con toda seguridad, estamos asistiendo a que, los chavales, junto a estos hombres, están aprendiendo, además de la torería, su más bella lección: a ser hombres de verdad. Es cierto que, más tarde, como se sabe, a los toreros de escuela, se les acusa de ser toreros estereotipados; es decir, todos iguales y, en honor a la verdad, no creo que sea problema de la escuela; más bien, es un problema de falta de personalidad de los chicos porque, ser diferente, para ello, no te lo enseñan en lado alguno. Algunos alumnos, desdichadamente, quieren imitar y, ese es el gran error; uno, en la escuela o en la calle, tiene derecho, digamos que el sagrado deber a ser uno mismo, sin que nadie te lo imponga. No me sirven las copias; quiero originales, como sean, pero originales de verdad.

Ahora mismo, ya no está bien visto que los chicos salten de espontáneos; es más, tampoco se lo recomiendo a nadie. Pero, paradojas del destino, yo si lo hice; y no me arrepiento. Era mi propia personalidad la que estaba en juego; era mi ilusión la que relucía a dentelladas dentro del mundo del toro y, a falta de escuelas u otro tipo de apoyos, en aquel año, entendí que, la única forma de darme a conocer era tirándome de espontáneo, como lo hizo en su día, Andrés Vázquez, El Cordobés y tantos otros que, entendieron, en un ataque de personalidad que, ese era el único camino. Por todo ello, ¿dónde está la clave de la torería? Es decir, ¿quién tiene la llave de la verdad para resolver este enigma de si el torero tiene que ser de escuela o de la calle? Nadie. Podremos debatir mucho en torno a la cuestión; y ese es el motivo de este escrito, pero jamás denostaremos a nadie, venga de donde venga si, en principio, expone sus contundentes razones por las cuales demuestre, en la escuela o en la calle, si en verdad quiere ser torero.

Yo, Gregorio Tébar “El Inclusero”, soy un producto de la propia vida; un hombre forjado en mil batallas que, por fortuna para mi, nadie me enseñó el arte y, como se demostró, es algo que, mi inolvidable madre, cuando me trajo en sus entrañas, me atiborró de ello. Estoy por creer -y mis creencias son débiles- que el arte se lleva en la sangre, como una bendición del destino y, dicha tarea creativa, nadie te la puede inculcar. Yo tuve, por suerte para mi, un alumno singular. Tuve muchos, es cierto; pero hubo uno, Luís José Amador se llama, que dentro de la escuela, desde el primer día que estuvo a mi lado, parecía estar tocado por la varita mágica del arte. Confieso que, Amador, me emocionó muchísimas veces. Luego, el destino o los empresarios, le arrinconaron de mala manera y, se perdió un torero de auténtico lujo. ¡Y era un torero de escuela¡

Los tiempos han cambiado desde todos los órdenes. Nadie podría pensar, hace veinticinco años, por dar una fecha, que ahora nos podríamos comunicar por todo el mundo vía Internet, por citar algunos de los adelantos de la técnica actual. De este modo, tendremos que admitir que, las escuelas taurinas, son un vínculo para la torería actual; un lugar que, a diario, saldrán mejores o peores toreros, pero es una bendita realidad a la que tenemos que aplaudir y, ante todo, admitir. Posiblemente, si llega a leer estas líneas mi admirado Rafael de Paula, con toda seguridad, hasta esbozará una sonrisa por todo cuanto digo, sencillamente, porque él, como yo y otros cientos de toreros en la historia, supimos y pudimos forjarnos en la calle.

 
     
  Autor: Gregorio Tébar "El Inclusero" - Torero  
     
   
 
 
 
   
 
   
Enrique Martinez 21/09/2005  
 
En el toreo,la personalidad, el arte,la clase,el amor,al mismo, no se aprende, pero la tecnica si, teniendo una cabeza medianamente bien amueblada.Bien por Gregorio Tebar El Inclusero.SE ESCRIBE COMO SE ES.
 
 
 
   
José "Pepillo" 20/09/2005  
 
Opino que el arte lo lleva uno dentro, pero es racional pensar que en la escuela este mismo puede ser encauzado y orientado. El tema está en que, en esa orientación no hay que perder la seña de identidad de uno.
 
 
 
   
Jose Miguel Lecumberri 19/09/2005  
 
soy de la opinion que el torero como cualquier artista nace y no se hace,ahora ,las escuelas taurinas son necesarias para aportar la tecnica a este arte.
 
 
 
   
Lorenzo. Garza 19/09/2005  
 
Escrito para los aficionados, y de mas escalafon. Las gracias Sr Director de opinionytoros, por publicar tan sabrosos comentarios.
 
 
 
   
Alejandro Tellez 19/09/2005  
 
años atras, se podian hacer toreros en la calle y eran mejores, actualmente al menos en MEXICO se acabaron los de la calle, o de escuela o con padrino rico. y yo apuesto por los de escuela, los de padrino rico son un fraude y dolor de espalda, por alla tienen al capea chico,caminito etc. por aqui etc. etc. y etc.
 
 
 
   
Antonio Casas 19/09/2005  
 
Gusto leer a este torero. Igual, casi, que verlo torear. Por cuanto a lo que se expone, que duda cabe que los que vienen de la calle tienen más capacidad para sufrir y sacar de dentro lo que llevan con menos encorsetamientos. Un Belmonte no hubiera salido de una escuela ó alguien opina que sí.
 
 
     
     
     
     
  haznos tu página de inicio   
 
EL FINAL DE UNA ETAPA
LLEGAMOS A DONDE QUISIMOS. PUNTO Y SEGUIDO
ETERNAMENTE… GRACIAS
Op. / Castro
Editorial del Mes
Op. / Plá
EL FINAL DE UNA ETAPA
LLEGAMOS A DONDE QUISIMOS. PUNTO Y SEGUIDO
ETERNAMENTE… GRACIAS
 
D. MÁXIMO GARCÍA PADRÓS: El Ángel de la Guarda de los toreros
¿QUÉ HA SIDO LO MEJOR DE LA TEMPORADA 2018?
LA FERIA QUE LO CAMBIA TODO
Mano a mano
Div. Opiniones
Reportajes
D. MÁXIMO GARCÍA PADRÓS: El Ángel de la ...
¿QUÉ HA SIDO LO MEJOR DE LA TEMPORADA 2018?
LA FERIA QUE LO CAMBIA TODO
 
TOROS EN QUITO: DE MAL EN PEOR /
UNA ETAPA MÁS /
NO VALE RENDIRSE /
Op. / Ecuador
Op. / España
Op. / Venezuela
TOROS EN QUITO: DE MAL EN PEOR
UNA ETAPA MÁS
NO VALE RENDIRSE
TODAS LAS NOTICIAS DE CADA PAÍS
España   Francia   Portugal   Colombia   México   Ecuador   Perú   Venezuela 
 
Oyt en Facebook
 
Oyt en Twitter
 
 
     
 
 
 
     
escucha el pasodoble  
 
 
   
  opinionytoros.com  
© diseño web BIT FACTORY, S.L.
Antolín Castro Luis Pla Ventura