En breves días, sabremos si el Real Madrid y el Valencia volverán a jugar la final de la Champions League. Es posible que se renueve ese espíritu español que inundó Paris el pasado año. En esta ocasión, Milán puede ser el destino de miles de madridistas y valencianistas, que hagan convertirse esa ciudad italiana en un centro de algarabía y hermandad entre dos aficiones que de seguir así, estarían condenadas a entenderse para siempre. De ese compartir ilusiones y alegrías, cabe hasta la posibilidad de que entre gol y gol florezcan amores. Amores que hicieran más fuerte todavía la buena relación de estas aficiones. El pasado año un ejemplo en las calles de Paris; nada que ver con los ingleses, turcos y demás fauna de forofos descerebrados. Los regidores de las ciudades europeas dicen sí a este enfrentamiento apasionado pero civilizado de las aficiones futbolísticas en sus calles. Nosotros decimos: “Que viva España...”.
En breves días, tendremos elecciones en el País Vasco. Podremos conocer si es posible un cambio político que permita una alternativa no nacionalista. Un hecho tan democrático que en nada debería preocupar a nadie. Sin embargo, del lado del PNV y EA existen dudas de que eso se parezca a una opción democrática. Y es que el poder aniquila la razón, nubla el pensamiento, ciega las entendederas y hace sordos a los que pueblan las poltronas que otorgaron las elecciones de siempre, esas que hasta hoy han ganado los del PNV. Poltronas que últimamente o bien estaban regadas -y regaladas- por los violentos que apoyan a los de las pistolas, o se habían convertido en una continuación de las posaderas de sus señorías peneuvistas, evitando que al levantarse se les viera el culo (el trasero para los más cursis). Esos resultados, de los que todos estamos pendientes, son más importantes para los que allí habitan, que para los que optan a dirigirlos. Esos ciudadanos que esperan su libertad, son para los que nosotros deseamos las elecciones.
En breves días, empezará La Feria de San Isidro en Madrid. Meca y santuario del toreo universal. Habrá acabado la feria de Sevilla -un sucedáneo en cuanto al ganado lidiado- y la cita con Las Ventas será “la prueba del nueve”. Dicha prueba consistirá, básicamente, en saber si el toro es toro o padece encefalopatía espongiforme bovina. Nada como el tribunal de Las Ventas para saber -su afición es experta en la detección de estos males- si las reses a lidiar padecen el mal de las vacas locas. Lo dicho, empezará la feria, saltarán a la arena los cornúpetas -este año menos “cornu” a sabiendas que no habrá análisis post mortem-, los toreros harán como que hacen y conociendo como se las gastan los taurinos y el público de Madrid, que no aceptan toros de deshecho, lo normal será que agotados los sobreros, haya que echar mano de los bueyes del Santo Patrón.
En breves días, podríamos saber si nuestro encantador Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, sigue encantado con su amada Eva. Y no es que nuestro Heredero a la Corona sea Adán, que no lo es, sino que la cantidad de interferencias que se están produciendo al hilo de su romance noruego, harán que oficialmente deba pronunciarse la Casa Real sobre el emparejamiento con Eva Sannum. Si aquella Eva, la del Paraíso, fue pareja perfecta para Adán, -teniendo su humilde origen en una costilla- no debería serlo menos esta Eva noruega para nuestro Príncipe Felipe, heredero de este paraíso de España -según el PP-. Nuestra obligación, creo yo, es aspirar a que nuestro Heredero aspire a elegir. Parece lo lógico. Sin embargo, y no por contentar a quien opina distinto, hemos de reconocer que la Constitución vigente establece que para nombrar heredero a la Corona de España, nosotros no podemos elegir. Un empate que bien podría resolver, con su ya demostrada racionalidad, la Casa Real. Tras ello, todos contentos.
En breves días..., seguro que nuestros lectores sabrán más cosas. Mayo será, seguro, un mes cargado de noticias. Esperemos que buenas, como se merecen todos cuantos nos hayan aguantado y leído en el día de hoy.