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Pla Ventura |
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España |
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07/10/2004 ] |
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Este es el título del nuevo juego en España; algo que, dentro de breves fechas estará en el mercado para que, un gran reducto de la población, cada día, vivan peor. El juego, como triste realidad, es algo que está ahí y no podemos escapar nadie. Unos, claro, lo sortean mejor que otros, valga el símil; pero una inmensa mayoría viven prisioneros del juego en sus múltiples facetas. El Combo será uno más; tampoco importa mucho que, a la ya larga lista de juegos le añadamos una novedad, ¿verdad? Yo podría entender el juego, en la faceta que fuere, como una distracción, como una inversión anecdótica que, en caso de tener la suerte, podrían solucionarte la vida; pero hasta ahí no más. Lo triste de todo esto es que, aberrantemente, conozco a demasiados esclavos del juego: muchos apuestan por los clásicos juegos del Estado; Lotería Nacional, Bono-Loto, Lotería Primitiva, ONCE y algunos más que ahora no recuerdo. Son, en todas sus vertientes, esas participaciones que, jugadas con regularidad y con cierta periodicidad, tampoco arruinan a nadie y, a su vez, dan trabajo a decenas de miles de personas. Esta sería la parte positiva de todo este asunto. La negativa es que, el juego, desdichadamente, crea adicción y, como antes explicaba, he conocido a personas esclavizadas por la consecuencia del juego y, muchos, hasta se han arruinado. Cuando se juega por anécdota y muy a la larga, queda todo en eso: pura anécdota de dos euros que uno ha tirado a la papelera. Lo lamentable de todo es que, los más irresponsables, de forma inconsciente, como empezando de pura broma, se van acercando al abismo de la ludopatía y, al llegar ahí, el mal, ya no tiene remedio. Ahora, por un lado “papá Estado”, ha puesto a decenas de vendedores en todas esquinas de cualquier pueblo o ciudad de España. Para estas personas, el hecho de tener un puesto de trabajo, para ellos, supone la más grande de las bendiciones y, mucho más, en algunos casos que, estas personas, tienen alguna tara física y, este trabajo les compensa de otros males. Pero, a su vez, abruman, atosigan al personal y, como antes decía, crean adicción puesto que, muchas veces, para que no “molesten”, caemos en la trampa de comprarles sus cupones y, sin pretenderlo y sin darnos cuenta, nos convertimos en sus esclavos. Y eso quieren ellos que, algunos, digamos que casi todos, trabajándose el papel de “inválidos”, perciben unos honorarios que, la gente trabajadora en otros niveles, para ellos quisieran. Y no quiero que nadie entiendo esto como una crítica hacia estas personas que, bastante trabajo tienen; la crítica, por supuesto, está dirigida contra el sistema que, no pagando bastantes impuestos ya que, hasta por respirar nos cobran, si queda algún euro, también nos “obligan” a entregarlo como impuesto ya que, el juego estatal, no deja de ser un impuesto más, disfrazado, eso sí, de la diosa fortuna. ¿Y si nos toca?, piensan cuarenta millones de españoles. Luego, al día siguiente, la realidad es la de siempre, cada día estamos más pobres, más arruinados y, lo que es peor, más adictos al juego. Recordemos que, miles de personas empezaron jugando al cupón y, al final, terminaron hipotecando todos su bines, quedando, como es natural, en la más grande de las miserias. Juguemos, si; pero sólo para hacerle caricias a la suerte y, si llega, bienvenida sea; y si no llega, que el juego no nos haga esclavos de la ludopatía. |
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