De todos es conocido que esa especie autodenominados “antitaurinos”, no son más que seres que acomplejados porque durante toda su existencia no han sido reconocidos por nadie, buscan afanosamente el mejor escaparate para hacerse notar, y han encontrado en la Fiesta eso justamente, el mejor medio para darse a conocer y supuestamente hallar ese reconocimiento, del cual están ávidos, por ello se tornan intolerantes, y defiende algo que en la realidad no les interesa.
En Barcelona, como acabo de constatar, en realidad no sobrepasan la veinte los que se dicen estar contra la Fiesta. Había el pasado domingo 20 mil aficionados dentro del coso, y afuera 20... SÍ, únicamente VEINTE sujetos que lanzaban improperios y buscaban agredir, incluso, podría ser que hasta físicamente.
Son tan pocos, pero en verdad tan pocos, y sin embargo, hacen daño, porque hacen mucho ruido al estar unidos; si todos los aficionados a la Fiesta nos uniéramos para defenderla, sería diferente todo.
No obstante, lo que esta cauda inútil de ejemplares pretende hacer, no se restringe a intentar fragmentar a la Fiesta, y suspenderla, sino esto va más allá de esto.
Si en Barcelona dejaran de trabajar la gente que ahora mismo depende del toro, es obvio que de inmediato afectará esta situación a sus propias familias, ya que al no haber ingresos, ya no podrán adquirir los elementos fundamentales para vivir y sobrevivir, y de esta forma, tampoco habrá flujo de efectivo en donde habitualmente compran sus cosas, porque la gente que espera adquieran sus productos se quedarán esperando, y todo irá en detrimentos de mas economías que no sólo afectará a las taurinas.
Parece de tan poca importancia todo esto, pero en plena crisis económica y financiera en la que está sumida el mundo, cosas tan imperceptibles acaban siendo demoledoras; por supuesto, porque ya unidas con otras más, afectan y seriamente la economía, no sólo de una ciudad sino de un país.
Los “antitaurinos” lo que deben hacer es convertirse en personas de provecho, de buscar el reconocimiento a través de hechos que en la realidad los engrandezcan por aportar cosas a la sociedad y se dejen de estar viendo la paja en el ojo ajeno.