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Antolín Castro  
  España [ 25/06/2004 ]  
MADRID ¿QUÉ IMPORTA?

 Pasó la Feria de San Isidro. Con ella pasaron un buen montón de toreros y ganaderías. De todos, quedan algunos recuerdos positivos, pero insuficientes, a todas luces, para la longitud y la importancia de la Feria. De tantos días, cabría -no solo deseable, sino exigible- una mayor cosecha.
 Han pasado veinte días desde su término y considero oportuno, ahora, intentar memorizar qué queda en el recuerdo del largo serial. Otros ya lo hicieron al hilo de su terminación, pero a mí me gusta esperar un tiempo para posar lo sucedido. Así, de esa manera, la distancia permite objetivar mucho mejor lo acontecido. Máxime, si para ello se utiliza el sentimiento y no la fría estadística.
 De entrada, al escribir, me acuerdo de El Cid. Él ha sido el triunfador moral del ciclo. Su faena, -la faena, como titulaba aquel día la crónica- fue lo más cercano al toreo de siempre, profundo y bello. Ante un toro colaborador y después ante otro más complicado, los dos de Victorino, dejó muy claro sus poderes: disposición, verdad, mando, hondura, temple y una mano izquierda poderosa. Si también matara con la zurda, lo mismo dominaba mejor esta suerte, que para él es mala suerte. Con todo, un gran recuerdo el toreo de El Cid.
 La salida en hombros de Matías Tejela, único matador que lo consiguió, hay que reconocerle mérito, pero también generosidad presidencial al concederle las dos orejas. Discutible y discutido triunfo, si bien el torero estuvo bien y mostró maneras y buen gusto. Torero desigual que interpreta y templa de distinto modo un toro u otro, al margen de las propias características del animal. Es joven y puede asentarse, pero hoy todavía es una promesa.
 Los momentos más bellos vividos en la Feria, pertenecen a toreros diferentes. Diferentes en todo. No toreaban nada y resulta que están mejor que todos sus compañeros. Antón Cortés primero y Curro Díaz después, desplegaron la magia del toreo más imaginativo y artístico. Por eso no torean, pues ya saben torear. Los que torean ochenta al año, les ponen para intentar conseguir que aprendan. Será por eso, mas no aprenden. Tanto el de Albacete como el de Linares, pueden dormir tranquilos. Son toreros y los empresarios y taurinos les harán el mayor desprecio, ya que por lo general prefieren anunciar inútiles. Será para tenerlos bajo ese mismo chantaje, al tiempo que chantajean, también, al aficionado.
 Otros han dejado señales de mejora y progreso y se ha reconocido. Casos como el de Serafín Marín, Encabo y Robleño. En otro orden, también dieron la cara Valverde, Castella y Sergio Martínez. Pero también ha habido fracasos estrepitosos, entre los que destaca el de El Juli, queriendo pero no pudiendo superar la falta de novedad que representa. Imagino que le habrán recortado honorarios, ya que si no llena, no interesa, no triunfa y no da ningún tipo de espectáculo ya, -que era lo suyo- en qué se queda el pupilo del “palabrero” Domínguez?. No le ha hecho falta ni los “terroristas” del 7, se ha bastado solo para dar el petardo. Igual petardo, pero sin intentarlo siquiera, el de Manuel Caballero que hasta ha desperdiciado algún buen toro. Este, al menos, lo ha remediado dándole la razón al público que le llamó “petardo”y anuncia su retirada.
 De los novilleros, dos buenas sorpresas Eduardo Gallo y Miguel Ángel Perera, los dos por la puerta grande. También dejó apuntado su nombre Morenito de Aranda, con maneras más artísticas que sus compañeros que cortaron orejas. De los rejoneadores, nada especial, como siempre, todos en hombros. Las Ventas es su plaza, y su público el mejor; al menos en cantidad y entusiasmo nadie les gana.
 Del ganado recuerdo mucho malo y poco bueno. Y no porque no hayan habido toros que han brindado el lucimiento, sino por esa sensación de descastamiento, invalidez y borreguez que presentan tantas y tan tontas ganaderías. A destacar, como siempre, los dos últimos días con los pupilos de Martín, Adolfo y Victorino; El Ventorrillo brindó una buena corrida en general para los toreros; Conde de la Corte sorprendió por su mejoría y Cuadri también ofreció buenos toros para triunfar. Sin embargo un “petardo” mas en la Feria fue la concesión de la vuelta al ruedo del toro de Torrestrella, que como anticipé no ganaría ningún premio.
¿Ha dimitido ya el Sr. Presidente que la concedió?. Sólo en el fútbol se obliga a dimitir, ¿verdad Sáez?. En los toros hay errores peores, pero no se paga ni uno, será por no existir una afición tan enorme y poderosa como en el balompié. Mucho menos fracaso, con serlo, es el de la selección comparado con los seleccionadores Lozano para con el ganado que presentan en Madrid. Y ahí están, tan frescos. ¡Ay! si pillara ese puesto Sáez, no le echaban nunca. Ahí si podía sentirse tranquilo. Ni afición ni autoridades le pondrían el cascabel. A las pruebas nos remitimos.
Por último, cabe señalar como muy importante las ausencias de San Isidro. Esas ausencias dicen más que las presencias. De ahí el titular “Madrid, ¿qué importa?”. Podemos cifrar quienes salen por la puerta grande, quienes cortan orejas, quienes despiertan el interés de los aficionados de Madrid, pero ¿sirve para algo?. Las ferias del resto de España, ¿respetan lo que sucede en Madrid?. No y desde hace tiempo. A los taurinos, de Madrid solo les interesa si el veredicto es coincidente con sus intereses, de lo contrario, ni caso. Se imaginan la que formarían, la publicidad que le darían, el porte que se marcarían, los honorarios que pedirían si cortase una oreja, solo una, por ejemplo, Jesulín o si saliera en hombros El Juli?. Pues ha cortado una oreja Sergio Martínez y no le veo anunciado en ninguna parte, baste como ejemplo también. Las orejas, los triunfos o el interés, valen si son de los suyos, de lo contrario, a la reválida otra vez. ¿Verdad, Curro Díaz?.
Esas ausencias, llenan los carteles de todas las ferias de España y no les hace falta triunfar en Madrid. Se lo pasan por el forro de sus c... y aquí no hay juzgado donde acudir. Con los ausentes forman carteles y más carteles y los toreros de verdad a esperar o desesperar, que para el caso es lo mismo.
Ahí va la lista, prueben y verán la cantidad de carteles que están llenos por los que aquí ni vinieron (alguna terna completa), prueben. César Jiménez, Javier Conde, José María Manzanares (padre e hijo), Jesulín de Ubrique, El Cordobés, Rivera Ordóñez, Víctor Puerto, Vicente Barrera, Canales Rivera, Juan Mora y hasta Salvador Vega que no pudo venir pese a estar anunciado, etc. Miren y verán como llevan más corridas toreadas y están anunciados en mas sitios que El Cid, Antón Cortés, Curro Díaz, Sergio Martínez, Robleño y Encabo. No se si remontándonos a no se sabe qué época, podríamos encontrar un cartel de una feria sin un torero o dos que hubieran estado en San Isidro. Lo dicho, Madrid ¿qué importa? Y, consecuentemente, analizar Madrid y su Feria de San Isidro ¿para qué?.

 

 
   
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