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Visite nuestra ficha del festejo. El del 73 aniversario del coso
monumental capitalino tuvo un matiz distinto a su predecesor del cuatro de
febrero. En aquel, a pesar del fervor por Joselito, los trofeos no supieron
exagerados, ni la concurrencia entreguista con los espadas. En este segundo
festejo, se dispararon las ganas de aplaudir y de premiar, hasta el colmo de
emborronar actuaciones decorosas con premios exagerados. También es menester destacar el
buen juego, y las interesantes particularidades de cada uno de los toros que
envió Eduardo Martínez Urquidi. Tras
de alguna etapa dubitativa, el hierro de Los Encinos logró ponerse de nuevo
en sitio de hierro o importante. Así mismo, cumplió una vez más como un
ganadero que no se traiciona a sí mismo en lo que respecta al trapío de sus
toros. Ha enviado encierros bien presentados lo mismo a Pablo Hermoso, que a Ponce,
que a José Tomás y al Juli.  La salida en hombros, también de Luis David. Foto: Plazaméxico Abrió plaza Pablo Hermoso de Mendoza. El estellés sacó la mejor parte del
coqueteo con su eterno y encarnizado rival, Diego Ventura. No obstante, el
ambiente para con él sigue siendo frío en el gran coso. Esta vez le tuvieron
paciencia y respeto, pero aquella locura y entrega de antaño quedó en el
recuerdo.
Al primero de la tarde, Alberti –n. 39, 546 kg. –, le dio una
interesante lidia en el primer tercio, encelándolo en redondo a la grupa. Solo
le puso un rejón de castigo. El tranco y la acometividad parecían augurar una
gran faena. No parecía alarmante el dejo de debilidad en la res. Al inicio del
segundo tercio hubo momentos muy emocionantes, a dos pistas, dejándose llegar al
de Los Encinos, cambiándole los terrenos y metiéndose a los adentros con mucho
lucimiento. Infortunadamente, el toro vino a menos a la mitad de la faena, y
Pablo tuvo problemas para transmitir a toro parado. Tras fallar con los aceros,
surgió la división de opiniones. Quizás el menos de presencia de
la tarde fue el quinto, Alameda –n. 41,
476 kg. –, no obstante con cara. También fue un toro más emotivo de salida, que
tras de ser castigado vino a menos. Hasta el inicio del segundo tercio hubo
momentos muy emocionantes, tanto a dos pistas, como recortando la embestida.
Después el astado se tornó soso, y poco a poco parado. Todavía consiguió un
buen quiebro en los medios, algunos momentos de exposición de las cabalgaduras,
y el par a dos manos por los adentros. Mató de rejonazo certero y cortó una
oreja. Enrique Braun otorgó un
arrastre lento inexplicable. Pocos son los toreros que parecen
no tener caducidad. Tras veintitrés años en la cumbre en México, y algunos más
en España, Enrique Ponce sigue
siendo un torero con la capacidad de impactar. Un maestro superdotado con
elegancia y conocimiento, con el sitio del torero más longevo en figura del
toreo, tal vez en toda la historia de la fiesta. Lástima de sus actitudes de
divo y sus imposiciones pueriles, que le han privado de ser algo todavía más
grande, y a nosotros de verlo en plenitud más constantemente. El primero de la tarde fue un
toro muy bien presentado, serio, cornivuelto bien armado, cárdeno con cara de
señor, llamado García Márquez –n. 27,
535 kg. –. Desde el capote se desplegó Enrique Ponce, sobre todo en el buen
quite por mandiles, muy de verdad, en un palmo de terreno, embárrandose al toro
por la faja. La faena de muleta tuvo mucho del repertorio del Ponce de siempre,
y la vena experimental del Ponce actual. Ese jugar al toro insolente, pero
tremendamente sólido en sus bases técnicas, que le ha resultado tan bien en los
últimos años. Hubo derechazos rematados muy
detrás de la cadera, esos que le obligan a reponerse visiblemente. También los
hubo ligados en un palmo de terreno, como el toreo de siempre. Las tandas de
naturales fueron exquisitas. Y qué decir de los cambios de mano, que son la
marca de la casa, los redondos, y las polémicas poncinas. Temple y maestría, y
hasta algo de rabieta cuando, hacia el final de la faena, debió atacar los
tiempos del toro. Estoconazo y dos orejas. Con el sexto de la tarde le
volvimos a ver muy bien. El toro, García Lorca
–n. 49, 502 kg. –, hizo ascos de los capotes de salida. El valenciano
parecía displicente, pero harto pronto percibió condiciones en la embestida del
huidizo negro. Dejó al toro en el caballo con una larga, y el toro tomó las
telas muy humillado y paso a paso. El resto del tercio fue un tanto caótico,
pero todavía puso orden Ponce, ordenando que se picara en la contraquerencia
mientras el picador intentaba ganar terreno hacia los toriles. En el segundo
tercio permitió un poco más de desorden, pero aun así brindó a toda la
concurrencia. Apenas un par de carreras le tomó
para con la muleta a un toro que, como hemos señalado, era mucho muy suelto. Tres
doblones bastaron para hacerse del toro. Siguieron algunos buenos momentos por
la derecha, que se hicieron menos conforme el toro comenzó a sosear. Echando
mano de todos sus recursos, Ponce paró a la plaza con estupendos cambiados de
manos, redondos, y remates por alto, en los que se gustó mucho toda la tarde. Falló
con los aceros y dió una clamorosa vuelta al ruedo. Sergio Flores tuvo una tarde importante, pero que a la vez deja
lugar a dudas. A estas alturas del partido, con todo lo que hemos visto ya del
Joronguito, no cabe duda de que no destaca por su concepto estético. Son su
facilidad y técnica para acomodarse con los toros, así como su valor, su
entrega, y su actitud a toda prueba lo que le convierten en el nuevo torero
"cuña", cómo les llama Leonardo Páez. Sin embargo, pertenecer a esa
categoría puede acarrear que el salto de ahí a figura del toreo sea muy
complicado. Lo planteo en estos términos porque Sergio estuvo muy decoroso con
el primero de la tarde, el toro tal, que fue áspero y complicado. Por el lado
derecho estuvo en el sitio, solvente y por momentos mandón. Sin embargo, Sergio sigue
flaqueando por varios ángulos además del momento estético. Tiene un concepto
muy definido de la faena, de su metraje y de su estructura. Sin embargo le
cuesta mucho trabajo romper y elevar los grados de ebullición en sus
actuaciones. Ya ahora no le respondió la gente con la sorpresa de la irrupción,
aunque aún le aplaudió y le premió. Por otro lado, está negado para torear y
poder al natural, aunque es muy justo decir que el toro apretaba una barbaridad
por ese lado. Cortó una oreja tras un estoconazo, cambiados y manoletinas. El
toro se llamó Ortega y Gasset –n. 38,
510 kg. –. Apretando por el título del mejor
toro de la tarde con el primero de lidia ordinaria, apareció Wolff –n. 11, 523 kg. –, séptimo. Sergio
Flores lo pidió apenas picado, provocando el rumbo al montado indefenso. Un
toro con calidad y recorrido, con el problema de no ser tan pronto, y pensarse
un poco lo que dejaba detrás por el lado izquierdo. Por el diestro fue más
noble, y Sergio tuvo la posibilidad de mostrarse templado, largo, un tanto más
ligado, y aguantando. Sobresalieron por la zurda un par de cambiados de mano.
Una faena breve, y tal vez recargada de adornos, con un toro que bien pudo ser
de lío serio. Cortó una oreja tras pinchar por tropezarse el toro. El punto de quiebre de la tarde
hacia un pachangón fue el cuarto de la tarde. Luis David tuvo en suerte a al
toro Vargas Llosa –n. 19, 502 kg. –
que embestía nobletón, pasito a pasito, tal vez sin mucha entrega y sin mucha
transmisión, pero sí un toro con varias de las condiciones que esperan los
toreros actualmente. Inexplicablemente la gente se volcó con una faena bastante
insulsa, desaseada, y embarullada. Hubo muchas dosantinas, y una buena arrucina,
más metiéndose en problemas que pudiéndole al astado. En esas le pegaron un
maromón en las manoletinas, que parecía un percance importante. Afortunadamente
pudo volver a la cara del toro para enardecer a una afición enloquecida, que si
el día anterior tenía reventadores contra de su hermano, esta vez tenía más
bien porristas. Mató de estocada desprendida y cortó dos orejas sonrojantes. Con el octavo poco pudo hacer. Estaba
muy magullado producto del arropón del toro anterior. Así pues mientras se
vaciaba la plaza. Dicho toro se llamó Savater
–n. 14, 535 kg. –. La próxima semana, Arturo
Saldivar, Sergio Flores, y Michelito Lagravere que confirmará su
alternativa. Toros de Arturo Gilio y
Cieneguilla. Hasta ahí llegará la
temporada.
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