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Primera corrida de feria en la Plaza de toros La Taurina. Con dos tercios de
entrada en los tendidos se lidiaron seis toros de Coyotepec en tarde cambiante, con fuerte aguacero incluido, que no
afectó a la corrida por ser la plaza techada. En cuanto a presencia el encierro
fue desigual, quedando por debajo el lidiado en cuarto lugar, fuertemente
protestado, y sobresalieron los lidiados en quinto y sexto sitios. En términos
generales dieron un juego interesante, con matices desde la mansedumbre hasta
la embestida larga, codiciosa, y entregada, que permitió lucir a los espadas. Actuaron
cuadrillas completas al mando de los siguientes matadores de toros: Emiliano Gamero: ovación tras aviso y vuelta al ruedo. Jerónimo: oreja y palmas. Gerardo Adame: vuelta tras gran petición, y saludos en el tercio
tras aviso. Actuaron los Forcados
de Teziutlán que no lograron consumar la pega en tres valientes y
peligrosos intentos, y los Forcados
Amadores de Puebla, quienes sí consumaron al tercer intento con una actuación
fenomenal del forcado de cara Lauro
Contreras. Actuó como sobresaliente Julio
Ricaute, novillero ecuatoriano.  Torera escena capturo nuestro compañero Humbert Inició la parte taurina de la Feria de Huamantla
2017 con el festejo anunciado como “de las flores”, coincidente con el desfile
del mismo nombre. Coyotepec, pues,
fue el hierro anunciado para inaugurar el serial con sus vistosos berrendos,
buscando subir un poco el listón a una plaza que ha adolecido por falta de
trapío constantemente. Colaboró con la intención, además, la confección de un
cartel por demás propicio para la aparición del toro menos cómodo: un primer
espada por demás acostumbrado y cimentado taurinamente en los rigores del toro
tan especial del valle de Puebla-Tlaxcala, y un joven dispuesto a dejarlo todo
en el ruedo y a justificarse cada vez que parte plaza.
Mucho del éxito de la corrida descansó en la
variedad taurina que se ofreció, y a la que aportó una enormidad la actuación
del rejoneador Emiliano Gamero,
quien está retomando la regularidad perdida. Y vaya en qué momento le ha
llegado al torero capitalino la necesidad de remprender su carrera con madurez
e inteligencia, justo cuando se encuentra en un sitio envidiable, bastante por
delante de otros rejoneadores mexicanos que hemos visto en fechas recientes. Lo de Gamero descansa primordialmente sobre la
capacidad taurina para entender y lidiar acertadamente y con eficacia, y en el
sentido del espectáculo que complementa a esa base sólida. A pesar de que por
momentos luce exagerado en sus gestos y desplantes, no se perdió en tales
aspavientos ni con Pepe Grillo –n.
37, 514 kg.-, ni con Confesor –n. 69,
498 kg.-, toros muy parecidos en juego, pinta, y en lo pobres de cabeza. Y es
que tanto el aparejado como el capirote salieron al ruedo con muchas complicaciones
para fijarse, como si estuvieran muy acostumbrados al caballo. El primero tuvo
algo más de emotividad y voluntad para embestir a partir de que comenzaron a
hacerle sangre, primero apretando a los adentros, y convencido poco a poco para
acometer también a las afueras por el caballista, que hacia el final de la
faena pudo ser muy espectacular con el burel más entregado. Mató al primer
descabello tras rejonazo entero y un aviso para ser fuertemente ovacionado.  Vaya momento el de Emiliano Gamero El cuarto fue un toro mucho más parado que le
permitió a Gamero tomarse un buen rato encandilando a la plaza con detalles de
doma a la alta escuela cuando ésta era ya una pachanga. Sin embargo lo taurino
sustenta a Emiliano, que además de llamar la atención de la gente se hizo de un
toro que no se desplazó hasta el segundo rejón de castigo, y al que Gamero
enceló tomando los adentros y permitiéndole al toro cazarlo desde las rayas del
tercio. Durante el tercio de banderillas el capitalino logró, entre desplantes
y apoyado en giros pisándole el terreno al toro, que este embistiera con el
aire suficiente para poder templarlo logrando momentos de emoción al burlar los
súbitos derrotes de la res. Gamero, pues, hizo a su lote y le sacó gran partido.
Mató con dificultad y dio la vuelta con el forcado.
En lo que a los forcados respecta, es necesario
reconocerle tanto al grupo de Teziutlán como
al de Amadores de Puebla el valor
ante lo áspero de las arrancadas de los toros de rejones. En consecuencia,
ambos grupos tuvieron miembros atendidos en las ambulancias existentes para tal
fin. Tras de cinco intentos entre los dos grupos sumando lo acontecido en ambos
toros, finalmente lograron la pega del quinto los del grupo de la capital
poblana gracias a la notoria labor en cara de Lauro Contreras, quien estuvo impactante en su labor antes de que
llegaran las ayudas que evitaron el derrote y que el toro quedara encima de él
tal como quedó encima de Aldo Contreras en
los dos intentos anteriores. En quites lució el ecuatoriano Julio Ricaute con tafalleras y
revolera.  Gran ovación le valió esta pega a Lauro Contreras Jerónimo es un torero que está en otro nivel de expresión, de
torería, de plasticidad, de entrega, y además de madurez. El adoptivo de
aquella zona del país cuajó por el lado derecho a Observador (anunciado con b
en la pizarra) –n. 43, 430 kg.- basto, destartalado, feo, pero repetidor y con
recorrido, incluyendo trincherazos por abajo cumbre, remates de pecho
superiores, y un inicio de faena torerísimo. La parte central de la faena se
fue en el capitalino intentando templar por el izquierdo llevando muy largo e
intentando rematar muy detrás de la cintura pero sin lograr quedar en el sitio
para ligar pases templados, complicándose el último tiempo del muletazo en el
que el toro se vencía un tanto. No obstante, el intento de hacer las cosas
mejor que el resto de la baraja vale por mucho, como mucho vale el toreo de Jerónimo. Con las ganas de verlo en las
grandes alturas del escalafón, donde mucha falta hace un torero como él le
vimos cortar una oreja tras de estocada eficaz ligeramente delantera.
 Jerónimo y el arte El quinto, berrendo alunarado de bonitas hechuras y
primorosa lámina bautizado XI –n.43,
483 kg.- fue el más difícil de la corrida, geniudo y buscando al torero, que
estuvo en mandón y lidiador aunque sin llegarle a la gente, que estaba distraída
pidiendo música. Aun así, Jerónimo dejó lo que muy seguramente fue el mejor
pasaje de la tarde con su torería y su temple, su transmisión y su sentimiento.
 Cromos auténticos Gerardo Adame por su parte está en un momento desconcertante,
difícil de explicarse a cabalidad. Y es que el aguascalentense es todo
pundonor, todo entrega, se acomoda y corre la mano con plasticidad, con mano
baja, expresando eso que sin duda lo lleva a exponer su vida con tal de
decirlo. Pero en lo que respecta al oficio y a la técnica Gerardo no parece
pasarla bien en el ruedo, como si estuviera inseguro para pararse, para andar
en el ruedo con el toro, para citar, para tirarse a matar, y además está
constantemente a merced de los toros. Lo hemos visto en otras temporadas, y ésta
lo mismo en La México que en Huamantla. Sobre
piernas encontró la distancia y la ligazón por el lado derecho y con la mano
muy baja toreando al negro listón de nombre Sultán
–n. 44, 504 kg.-, alborotando con toda justicia el cotarro. Posteriormente
el toro, que ya se había colado por el lado izquierdo, hizo por el torero con
el otro pitón dándole la primera paliza de la tarde a Adame, fea caída de la que
se paró como pudo a pegar más derechazos sin la misma suerte antes de tirarse a
matar, yéndose primero en banda, y sufriendo después un fuerte golpe en la
pantorrilla que derivó en una fea caída y otra terrible golpiza. La estocada
fue eficaz aunque baja, y el juez Miguel
Ángel Arroyo denegó la oreja que se exigió de forma unánime.
Cerró plaza Gigil
–n. 92, 582 kg.-, berrendo aparejado, botinero, y lucero se encontró con un
maltrecho Gerardo Adame que volvió a
cautivar al público huamantlense con su entrega y la forma en que resuelve las papeletas
echándole habilidad. Así lo hizo, perdiendo pasos y aprovechando el viaje hacia
afuera para volver a ponerse en el sitio y ligar. Una faena, en la que, sin
duda, no lo pasó nada bien entre el dolor y la dificultad extra que él acarrea.
Lo importante, pues, es que la gente se entregó y que seguramente ello le
ayudará a ganar en seguridad, en actitud, y en mentalidad para crecer como
torero. Acusó muchas dudas para tirarse a matar después de la golpiza con el
toro anterior, y tras de dos pinchazos finalmente pudo meter el estoque para
despedirse con ovación en el tercio.  Gerardo Adame es un torero en pleno crecimiento Así, pues, toros que ofrecieron emoción y
posibilidades a pesar de sus marcados defectos y dificultades, y el abanico de
tres tauromaquias tan distintas como espectaculares fueron la clave para el
rotundo éxito de un festejo en el que todo el nutrido cónclave de la plaza
huamantleca salió contento. Felizmente Teziutlán fue otro éxito el mismo día, a
la misma hora, y en la misma zona del país, enhorabuena a nuestra fiesta
taurina.
Fotos: Luis Humberto García "Humbert".
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