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Plaza casi llena en la apertura de la feria de 2016. Bien presentados aunque con carencia de fuerzas, los toros de Fuente Ymbro permitieron que tanto Diego Urdiales como Joselito Adame pasearán una oreja en la primera de la feria de la Semana Grande donostiarra. Le faltó también a la corrida comportamiento en el caballo, que sólo tuvieron el quinto y el sexto, así como entregarse un poco más en la lidia. Corrida floja y noble en general.  Foto archivo Urdiales se encontró con un primer toro noble y encastado con el que tuvo que mantener las muñecas a media altura para poder aprovechar lo que el animal tenía: nobleza, repetición, fijeza. Jugó el toreo en las dos manos para lograr, siempre en el anillo, una preciosa serie en la mano izquierda, y una tanda de muletazos sentidos y de mucho gusto. En su segundo, el torero riojano fue, literalmente, arroyado por el toro, lo que le hizo terminar la lidia considerablemente afectado por el golpe.
Adame cortó una oreja a un toro de Fuente Ymbro que tuvo, sobre todo, mucho fondo. Se observaron en el toreo mexicano maneras extrañas, colocaciones poco comprensibles, muchos pases hacia fuera. A la hora de empezar a buscar la muerte, el animal estaba aún muy entero. La espada entró como un cañón y el respetable solicitó, con poca fuerza, la oreja del de Fuente Ymbro. En su segundo, un toro con muchos posibles, Adame tocó diferentes terrenos sin llegar a gobernar en ninguno. Las extrañas colocaciones volvieron a aparecer. Ureña se encontró con el toro más corto del encierro, el segundo de la tarde: sin terminar de pasar, absolutamente desentregado, la cara por el cielo. No obstante, la condición del quinto fue muy diferente. Este toro había peleado muy bien en el caballo y tenía tintes de éxito y así lo anunció en las primeras series. No obstante, quizás algunas telas entregadas a demasiada altura hicieran que la condición cambiara rápidamente y acabara el toro lanzando tornillazos peligrosos.
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