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Según bajaba la calle Alcalá, acercándome a la plaza de toros con unos amigos. La conversaciones que se generaban giraban sobre lo mismo, lo acontecido ayer en la corrida de toros de la Beneficencia. Eso es lo bueno de cuando vemos una buena corrida de toros, que luego da lugar al debate, el diálogo y rememorarla a pesar de que ya haya terminado. Había gente que ponía a José María Manzanares por las nubes y a otros que siguen sin entrarle en la cabeza, la polémica siempre tiene que estar presente en este maravilloso mundo.
Hoy la gente que ha acudido a presenciar la corrida, no los aficionados, pretendían ver un toreo igual que el que se vio ayer con el torero de Alicante. Pero era literalmente imposible. Ni los toros eran los mismos, ni los espadas actuantes tenían el mismo concepto del toreo. Esto provocó que a los espectadores, les costó mucho meterse en la tarde.
La corrida de Cuadri no me terminó de gustar del todo, espero mucho más de este ganadero, porque sé que lo tiene. Animales que por regla general les faltó casta y raza, algunos embestían pero sin decir nada a los tendidos. El lote con un poco más de opciones de la tarde, fue el del albaceteño Rubén Pinar, su primero tenía un buen pitón izquierdo y el que cerraba plaza tuvo un poco más de movilidad. Se trata de un espada que en estos últimos años, no ha terminado de aprovechar las oportunidades que se le han presentado y hoy ha vuelto a ser una de estas. De la corrida incluso no me ha gustado ni la presencia, los dos primeros para mi estaban bastante justos y escurridos. No eran el típico toro de Cuadri, hondo y con mucho cuajo.
 Rematadamente mal ha estado Encabo con el descabello Los toros de los otros dos actuantes, los madrileños Luis Miguel Encabo y Fernando Robleño, tampoco dijeron mucho a los tendidos, es verdad que no se llevaron los lotes con más opciones. Pero para mí hay que venir con otra actitud a la primera plaza del mundo. No me gustó sobre todo, la mala actuación con los aceros, de Encabo en su segundo toro.
En definitiva, una tarde de la que vamos a recordar muy pocas cosas. Solamente yo creo, el antitaurino que saltó a la muerte del cuarto toro, rápidamente retenido. Con tardes así nos damos cuenta de lo necesario que son tardes como las que se vivieron ayer, de la que nos acordaremos durante bastantes años.
Foto: Nadlleli Bastida
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