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Ficha del Festejo
Tarde insulsa, aburrida y tediosa; el último festejo menor del ciclo, fue plano, plano, plano, ya que los seis utreros de Carmen Segovia, dada su mansedumbre aguaron el festejo menor; como también estuvo la terna, plana, plana, salvo en el último momento y al final de la faena de Ritter, que si que logró conectar con los graderíos, a base de valor, exposición y muchas ganas de ser torero.
De los utreros de Doña Carmen, mejor ni hablar, ya que fueron nulos, por faltos de raza y casta, para que alguno de los chavales pudiera conseguir alguna cosa; entre pitos y silencios se fueron al desolladero los seis novillos. Como dato, el peso medio de los seis fue de 488 kilos. ¿Qué paso con la camada enviada a Madrid?; vaya usted a saber.
Antes de dar comienzo al festejo, sobre Madrid, cayó la intemerata, agua a raudales con granizo incluido, menos mal que a la hora en punto de las 19 horas, el sol hizo su aparición y se pudo no sólo hacer el paseíllo, sino pa´lante con la novillada.
Tomás Campos de Llerena (Badajoz), abrió plaza, apenas en el primero pudo medio demostrar algunas cositas, pese al grave defecto del encimismo y las lejanías, no diciendo nada con la franela, voluntad la puso, pero dadas las condiciones de su oponente su esfuerzo fue totalmente inútil; escuchó un aviso; despenando al animalito de una estocada trasera y tendida, más dos golpes de cruceta. Silencio en los tendidos. En el cuarto, un novillo que fue a su bola y que embistió a tarascadas, pases y más pases que en ningún momento llegaron a los tendidos. Con los aceros, una estocada entera tendida y trasera, terminando con golpe certero con el de cruceta, otro silencio para el extremeño.
 Nada que decir con las telas y nada sobresaliente con los aceros Curro de la Casa, novillero de la Alcarria y nuevo en esta plaza, tampoco le rodaron las cosas, apenas destacó con la capa en un quite por gaoneras. Tras los doblones de inicio, un par de muletazos diestros buenos que se aplaudieron, el quehacer vino a menos, estuvo más bien monótono, otro pega pases, algo destacaremos del de Guadalajara, fueron las bernadinas finales. Al volcarse con el alfanje fue cogido sin consecuencias y dejó una estocada tendida trasera y desprendida, (aviso) pero que fue más que suficiente para que doblara la raspita. Un manso de libro fue el quinto y que menos mal que estuvo más que aseado con la capa. Con la muleta fue saliéndose a las afueras con doblones por bajo y pese a las embestidas del utrero que sólo tragaba el primer de los pases por el pitón derecho, algo mejoró por el otro pitón, su labor fue sosita al punto que más de uno se pegó una corta siesta. Con la espada verdadera, de primeras una estocada entera y tendida, (aviso), luego una cuchillada y finalmente un bajonazo (aviso), pasando un calvario con los aceros. Silencio.
 Inicios que no alcanzaron consumación Flojito el tercero para el colombiano Sebastián Ritter, que fue de oca a oca en varas, midiendo la arena y pegando arreones en el segundo tercio; con el trapo rojo y por la derecha pases a media alturita y con la otra mano, siempre con la muleta retrasada, defecto hoy muy habitual en casi todos los toreros y no digamos en los que empiezan, como epílogo unas manoletinas. Entró bien a la hora de matar, dejando una estocada hasta las cintas, eso si algo tendidilla pero de efecto. Manso, manso, buscando la querencia fue el sexto; el utrero no tenía ni un pase, pese a que el novillo se paró, el colombiano, sacó a relucir primero su valor, luego sus ganas y disposición, calentando a la parroquia por el arrimón y buen hacer con la franela, creo que hay un buen torero aunque aun en ciernes. Tras matarlo entrando en corto, pinchazo hondo y una entera en buen sitio. Fue el único de la terna juvenil al que de verdad se le aplaudió, teniendo que saludar desde el tercio. Con el tiempo y las aguas el de Medellín puede funcionar.
 Un arrimón se supone lo necesario por parte de un novillero Hoy no hablaré de las cuadrillas, porque no hay nada que destacar de los de plata y menos aún de los del castoreño.
Veremos que nos depara la corrida de mañana, que Dios reparta suerte, que la necesitamos de verdad para pasar el mal trago del día de hoy. |
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