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Salió el sol y permaneció el viento en Madrid, al igual que en mi Quito querido, donde al celebrarse un día muy importante para la independencia de mi país pues, se conmemora la Batalla de Pichincha de aquel 24 de mayo de 1822, cuando se enfrentaron los ejércitos: independentista, bajo el mando del general venezolano Antonio José de Sucre; y, el ejército realista, comandado por el general Melchor de Aymerich. La derrota de las fuerzas españolas, determinaron la liberación de la Real Audiencia de Quito, de donde, finalmente, emergió la República del Ecuador. Pero, también en esta mañana, en la Asamblea Nacional, tomó posesión en su tercer mandato consecutivo como Presidente de la República, el ciudadano ecuatoriano Don Rafael Correa Delgado, autor directo de la consulta popular del 7 de mayo del 2011, cuando en la mayoría de los cantones ecuatorianos, perdió el NO en la pregunta No 8 y, en esos cantones, no se podrá llevar adelante corridas de toros a la usanza española. Es decir, alegría por lo que festeja el país pero, una gran tristeza e indignación, para los aficionados taurinos ecuatorianos.
Sin embargo, durante la trasmisión de la corrida de este día a través de Canal Plus, pude observar con detenimiento – desde el palco del canal -, una entrevista que le realizaron al premio Nobel de Literatura y gran aficionado taurino Don Mario Vargas Llosa quien analizó la lidia a uno de los toros, demostrando su enorme conocimiento de la fiesta brava y, haciendo mención luego, al libro “Dialogo con Navegante”, que recuerda la gravísima cornada que José Tomás recibió del toro de ese nombre en Aguascalientes, México y, que le costó quince meses de convalecencia y un “profundo estudio introspectivo, por propia confesión del torero”. Pero, además, habló del libro sobre la vida de Enrique Ponce que será lanzado pronto y, en igual forma, mencionó que está escribiendo una novela taurina. Que buenas noticias, ya que, por lo menos los antitaurinos no podrán nunca, impedir que se piense y se escriba sobre este bello arte.
 Terminado el paseíllo Talavante da un lance al viento. Luego llegaron las orejas Con ganado de Victoriano del Río, manso pero encastado en forma general, Sebastián Castella cortó una oreja al segundo de su lote pues, el primero se lesionó en el segundo tercio de la lidia; José María Manzanares cortó una oreja en su primer toro; y, Alejandro Talavante cortó dos orejas en su primer toro, saliendo en hombros por la puerta grande. No faltó un grave percance pues, uno de los subalternos, sufrió una cornada en la ingle. Es decir, también la sangre de un valiente torero, manchó la arena de Las Ventas.
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