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Berlanga ya rodó esta historia. En el pueblo esperaban a Mr. Marshall como quien espera un milagro. El señor Marshall llegó y pasó de largo en su flamante coche. Todo lo que se había trabajado y gastado para recibirle no sirvió de nada.
 La película 'Bienvenido Talavante' vendió todas las localidades El hecho de que Alejandro Talavante no haya querido ver el sexto toro y haya tirado por la calle de en medio para matarlo ya es una crónica en sí misma de lo que hoy ha acontecido en el ruedo Venteño. Una vergüenza. Se vende como una gesta lo que no lo es. Se le dice heroicidad antes de siquiera serlo; una heroicidad o una gesta lo es cuando ya se ha realizado y nunca antes. La diferencia entre un héroe y una persona corriente radica precisamente en el acto en si. Anunciar una gesta, ponerla en escena y no realizarla es una empresa propia del antihéroe. Nos gusta vender la piel del toro antes de matarlo. Creamos ídolos de barro.
El mérito que tiene Alejandro Talavante de anunciarse con seis Victorinos en Madrid es indiscutible. Más aún en estos tiempos que corren en los que andamos justos de hazañas. Pero este hecho no nos debería de llevar al engaño. Talavante ha estado mal en cinco de sus seis toros. Espacialmente perdido y ni por asomo encontrando el sitio debido. Con el único animal que le ha dejado componer ha compuesto y hasta ha dado un natural que me sigue rondando en la cabeza por su templanza y gusto pero de las mil y una teclas que tenía el resto de toros Alejandro Talavante no ha tocado ni una. Y no es que no haya querido sino que no ha podido que es peor. Lidiar un Victorino tiene su ciencia, su estudio y su posterior práctica y eso el aficionado lo sabe. Lidiar seis Victorinos se antoja como una empresa imposible. Ahora podremos darle la importancia que tuvo la encerrona de El Cid con seis en Bilbao; o lo que año tras año expone Diego Urdiales en el botxo con esta gloriosa y maldita ganadería. Los espacios que suelen ocupar estos toros están a ras de tierra y camino de los tobillos. Los espacios que Talavante pretendía era más amplios, más abiertos o foráneos y esto a un Victorino le da la vida; si tiene sitio eres presa fácil, si no estás para dominar estás dominado. Con estos toros no suele haber medias tintas. Con los otros si.
Era una tarde de expectación y tenía todo el sentido que lo fuese. A priori encerrarse con seis toros tiene su mérito. Siendo Madrid y Victorinos el hecho alcanza proporciones insólitas. Por eso la decepción es tan grande. Ni se esperaba ni se dejaba de esperar, ocurrió. Dentro de poco todos a cantar: Americanos os esperamos con alegría... |
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