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Me refería en el titular a los toros... La corrida de Juan Pedro Domecq además de mal presentada para esta plaza, le ha faltado bravura y poder; una birria decía uno a mi lado.  Este era 'Danzarín' el toro de la confirmación del mexicano Juan Pablo Sánchez ha confirmado alternativa con Danzarín, un cinqueño, delantero de púas y regordío, que lucía una llamativa capa carbonera. Saltó encogido y no mostró poder en varas. Fue protestado por flojo. En banderillas fue un carretón. Perdió las manos nada más iniciar el trasteo de muleta; repitió con nobleza por el derecho y fue a menos –como aquel enfermo que se autodiagnosticaba: Un poquito peor-, que era demasiado poco, por el zurdo. Fue pitado, muchos de los toros de Juan Pedro Domecq lidiados hoy han sido despedidos con música de viento. Su segundo fue el que cerró plaza, de nombre Talador, grandote, cornalón y cara larga, avacada. Repitió noble en la capa del torero mejicano. Metió riñones en la primera entrada al caballo y le cuidaron en la segunda. Hoy no ha existido la suerte de varas. Acudió franco a la panza del capote de Morante en el quite del perdón. Se había dejado parear sin dificultad y embistió noble y repitió en el trasteo de muleta. Empeoró en la primera tanda diestra y se mostró mortecino por el lado izquierdo, terminó echado sobre el albero de Las Ventas que hoy olía a talanquera.
Morante lidio –es un decir- a Abejito. Castaño, chico y paletón; cinqueño sin remate, el prototipo del medio toro.. Flojeó en el saludo. Romaneó en la primera entrada y de la segunda salió sin castigar. En la muleta nos pareció noble y repetidor por ambos: Valoración exclusivamente sujeta a los pases de tanteo de Morante. No vimos más. Paréntesis. Por momentos creímos que Morante quería imitar a Aparicio... Esto es imposible, el gitano es auténtico hasta en la espantá. Trágico fue su segundo de nombre, veleto casi alirado, serio por delante, basto y de feas hechuras que salió al paso de chiqueros. Todo lo hacía por arriba: embestir a la capa, empujar en el caballo. Cambió tras el segundo puyazo, humilló más. En banderillas fue fácil y buscó tablas tras la salida de los pares. Cabeceó de inicio y se templó después. Le ayudó Morante con el pico y se templó por el derecho. Nada tuvo por el zurdo. Fue noble descastado, de poca entrega y fondo, al que le faltó repetir. Nos pareció. Alejandro Talavante lidió a Nublado, un toro negro listón, tocado de pitones que le daban seriedad -por debajo de la exigida en Madrid-, más gordo que cuajado. Que se marchó rápido del capote del torero extremeño. A varas fue a relance y con un puyazo y un picotazo convirtieron a Madrid en pueblo (peyorativo). Se había dolido en banderillas y tirado cornadas arriba. Repite por alto a los estatuarios y le cuesta por bajo. Tuvo alguna tanda diestra aceptable, pero en general fue deslucido y terminó incomodo punteando los engaños. Le faltó bravura y casta. El quinto era colorao y ojalado, basto y apretado de carnes. De poca entrega en el saludo y de menos al salir del caballo, en banderillas ya estaba apagado. Espabiló algo al iniciar Talavante el trasteo de muleta, pero duró menos que una lumbre de papeles que dice mi amigo Valentín. Las embestidas se sucedían entre sosas y bastas; amuladas. Aburrió el toro... Los asiduos a las plazas de toros –los aficionados- saben que cuando llegan los figuras traen la bisutería barata, la imitación del toro y toda la basura que empercude la fiesta. Sus seguidores, como ven cada día lo mismo, se sienten felices por creer que la fiesta es esto. Hasta mañana.
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