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En la actualidad no es que veamos como algo normal las corridas del arte del rejoneo, a las que el público responde casi siempre con un “No hay billetes”. No se entiende ninguna feria de postín en la que no haya caballos. Pero esto no siempre fue así, hubo unos tiempos en los que los rejoneadores tenían que pelear por verse incluidos los carteles, a la cabeza de estos, alternando con los matadores de a pie. Pero la situación empezó a cambiar cuando el rejoneo empezó a adquirir un mayor protagonismo y todo gracias a las corridas del arte del rejoneo. Y uno de los principales impulsores fue Ángel Peralta, el torero, porque así es, de la Puebla del Río. Él junto con su hermano Rafael Peralta y Manuel Vidrié, uno de los más grandes, se constituyeron en los centauros del toreo y pasearon su arte por las plazas de toda España. No se puede decir que el rejoneo hubiera desparecido del toreo, pero lo que no se puede negar es la revitalización que este hecho supuso para la fiesta.
 Angel Peralta, el Centauro de las Marismas Ángel Peralta fue un adelantado, fue el inventor de la rosa, que no era más que eso, una rosa de papel con un arponcillo y que clavaba como si fuera una banderilla corta. Pero el Centauro de las Marismas, como así le llamaba Antonio Pérez Tabernero, ni tan siquiera fue el torero a cabalo que lideró el escalafón varios años, sus inquietudes abarcaron mucho más. Criador de caballos, ganadero de bravo, escritor o artista de cine, mundo en el que se le pudo ver con Ava Gadner o más tarde con Bo Derek, pero yo quiero recordar su interpretación con Marisol en la película Cabriola. Será porque la vi cuando era muy pequeño, pero me cautivó el que una niña pasara de llevar un carro de la basura, si no me engaña la memoria, a convertirse en rejoneadora de fama al lado de Ángel Peralta. Y lo que más entusiasmaba eran las imágenes del toreo en la plaza. Yo le llegué a ver varias veces, ya en sus últimos años y aunque no era ya el que fue y se le notaban altibajos, no tenía nada que ver con lo que se ve hoy en día. Pero eso no solo pasa en el toreo a caballo, pasa en todo lo que empiece por toreo. Que no siempre todo tiempo pasado fue mejor, pero tampoco lo es todo lo del presente. |
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