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“Los taurinos se ríen de nosotros”. Esto es lo que decían en el 7 al final del simulacro de corrida de hoy. “Claro que con la complicidad de presidente y veterinarios, por aprobar estos anovillados cuarto-y-mitad de toros, pues ni medio-toros eran, sin trapío, mansos, inválidos, que en cuanto se les obligaba o bajaba la mano se iban de hocicos al albero”, añadían para aclarar conceptos a quien quisiera pedir explicaciones.
Y es que la corrida de hoy fue otra burla y fraude al público y además en el día del patrón, el que da nombre a la Feria ¿Cómo es posible aprobar esta novillada (y mala) haciéndola pasar como corrida? Unos estaban acochinados, atacados, otros escurridos, sin remate ni culata y ni cara tenían, al menos, para justificarse. Hace años, cuando el Sr. Gómez Ballesteros, perínclito ex-gerente del Centro de Asuntos taurinos, pertenecía al equipo de veterinarios de Las Ventas recuerdo que nos comentó que tenían a gala jamás aprobar un animal bizco, pues en caso contrario la categoría de la plaza desmerecía. Hoy aprobaron dos bizcos de “núñez del novillo” (perdón "cuvillo"), ganadería excelsa para los taurinos a las que todas las figuras se apuntan, les indultan varios por temporada y últimamente incluso en La Maestranza de Sevilla. Pues bueno, desde hace ocho o diez años aquella costumbre desapareció y últimamente aprueban animales impropios, como sea. Se ve que la categoría de esta plaza ya ni importa. Pero ¿qué les importa a los taurinos cargarse esta plaza? Y ya, si esto es así aquí, en las demás ni te cuento. La mayoría de “torillos” de esta tarde ni se tenía en pie, hocicaban el albero veinte o treinta metros hasta que recuperaban la vertical. El presidente señor Trinidad y sus asesores veterinarios pusieron hoy al 7 en pie de guerra. Y por primera vez en esta feria se coreó el famoso grito de ¡ladroooones!, aunque algunos siempre aprovechan la ocasión para hacerlo con el cambio de dos de sus letras por las c y b, como en el chiste de Jaimito, que otro día les contaré.
Ante estos medio-toros basura ¿qué podían hacer los toreros? Pues mentir, hacer como si... pero imposible torear. Empezando por los montados. Por lo pronto, de los 15 puyazos tremendos del día de los de “escolar” (sí, esos que no humillaban ni servían y que les arrearon de lo lindo) pasamos hoy a 12 “picotazos” de los de “vale, vale, no le dés más” que nos quedamos sin torillo... Y eso que hoy confirmaba alternativa el primero de los cinco “manitos” (Arturo Saldívar, se llama y ya era conocido de su etapa de novillero, pues aquí estuvo aprendiendo el oficio) que nos ha colocado la empresa en esta feria. Lo de los cinco mexicanos era para “aumentar el interés”, nos vendieron los taurinos al presentar los carteles. Y a la postre fue el único que cumplió con su guión. El azteca estuvo en su papel, variado de capote, iniciando con pases cambiados en los medios que aumentaron la emoción y poniendo él el riesgo que no tenían los “torillos”, perdón los “cuvillos”. Pero luego dando muletazos vulgares, casi nunca limpios, lo que hacía que el entusiasmo aplaudidor decreciera rápidamente, por más que lo intentaban los “isidros” y “claveleros”, que hoy sí pusieron el cartel de NO HAY BILLETES por vez primera en la feria.
 Morante en uno de los poquísimos momentos bellos Morante, consumado artista por la gracia de Dios, nunca pudo encontrar la manera sin materia prima. Ni siquiera un detalle. Pero, aunque fue despedido con bronca por los “isidros”, en el 7 se decía que había que dársela no a él, sino a su apoderado Curro, pues él es el que le elige este “material de derribo”. El que fue admirado y reverenciado por el 7 cuando estaba en activo, incluso por su vergüenza torera que llegó a pagar con sangre, es ahora despreciado y señalado como culpable al apoderar al artista. Y el que realmente puede acabar con su carrera y con sus éxitos, pues para llevarnos al éxtasis el de La Puebla necesita toros, no excrementos. Y eso que es el torero de todo el escalafón más capaz para conseguirlo. Otra frustración más para los conspícuos del 7. Talavante “rellenaba” el cartel. Y de relleno estuvo. Ha pasado de sus esperanzadores comienzos cuando iba con Corbacho al pelotón “pegapasista” y las figuras le dan cancha pues ya no les molesta. No merece la pena dedicarle una línea más.
En resumen, lo que ocurrió esta tarde fue otro engaño más. Sin toros-toros la fiesta agoniza, pero especialmente en Madrid. Aquí, a diferencia de otros cosos, no se puede aprobar basura por la mañana y reiterar en mantenerla en el ruedo por la tarde. Esto es el ombligo del mundo, todo el mundo nos observa y si aquí se cede, adiós. Y por eso en el 7 volvía a oírse el ya conocido razonamiento de por qué los presidentes de esta plaza no consideran a ciertos toros como inválidos, cuando no son capaces de tomar un mínimo de dos varas de verdad, aunque no se desplomen. Lidia es sinónimo de lucha, de guerra a muerte en el caso de la tauromaquia. Pues bien, un marmolillo parado es un inválido para la lidia. Un bicho con dos picotazos es un engaño porque no tiene fuerza y no es capaz de luchar. El que se torea por arriba para que no se caiga es otro inválido para la lidia. Es necesario y urgente hacer un Reglamento especial para esta plaza, impidiendo estos procedimientos y malos hábitos. Y toro que no sea capaz de tomar tres varas de verdad, que no venga a Las Ventas. Los ganaderos tendrían así que cambiar su forma de crianza. Sobre todo en el toro que debe exigirse para venir a Madrid.
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