Ante tres cuartos de entrada, en tarde agradable, se lidiaron toros de Jaral de Peñas, con edad y kilos pero algunos con poca cara, en general mansos, rajados, con arrastre lento inmerecido al cuarto. Ricardo Rosas, silencio, silencio y silencio; Guillermo Martínez, saludos, vuelta y silencio. Aldo Orozco, fue herido por su primero y cortó oreja sin entrar a matar. Es cierto, lo poco que le pudimos ver a Aldo Orozco, fue bueno, hasta que se clavó una banderilla en el muslo derecho lo que le impidió continuar la lidia, por lo que Ricardo Rosas se encargó de pasaportar al toro e inexplicablemente el juez otorgó una oreja al matador herido sin que este siquiera se tirara a matar. Las faenas de Guillermo Martínez prometieron mucho en un principio, sobretodo con el primero de su lote, en donde dibujó una primera tanda de derechazos de buena factura, pero más tarde el toro se rajó y ya no hubo nada que hacer. Saludó en el tercio. En su segundo, se abrió de capa con buenos lances a la verónica, más tarde dibujó un quite vistoso por navarras. Con la muleta nos mostró nuevamente su calidad por el pitón derecho, pero entre altibajos, en ocasiones con muletazos limpios y otros con la muleta punteada, sacó a flote una faena que quizá pudo haber sido de altos vuelos. Mal con la espada por lo que todo quedó en una merecida vuelta al ruedo. Cerró plaza con el toro que le correspondía al herido, Aldo Orozco. La sosería del toro provocó que la faena viniera a menos a pesar del esfuerzo de Martínez. Abrió plaza Ricardo Rosas con el toro complicado del encierro. Un manso con la cabeza suelta que medía al torero. Este anduvo con voluntad aunque quizá un puntito más de mando hubiera cambiado la historia. A sui segundo le instrumentó unas buenas verónicas de recibo, pero el genio del toro le impidió continuar con el mismo ritmo del principio. El astado medía mucho antes de la arrancada por lo que Ricardo no terminó de acoplarse. Ambos astados a contraestilo. Saludó en el segundo Gustavo Campos. Aldo Orozco sufrió una herida profunda en el muslo derecho producida por el arpón de una banderilla lo que le impidió continuar la lidia. Fue trasladado al hospital Mocel para ser intervenido ya que en la plaza sólo había paramédicos sin los recursos necesarios para atender este tipo de heridas. El juez de plaza (presidente) Facundo Arroyo, se saltó el reglamento al otorgar una oreja al matador Aldo Orozco quien no se tiró a matar y salió herido a la mitad de la lidia. Además, en pleno desconocimiento, no supo a quien correspondía la lidia del sexto de la tarde por lo que la solución fue preguntar a los periodistas. |