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Ayer tuvo lugar en el Centro de Estudios Portuarios de Málaga la I Jornada de la Unión Internacional de la Cultura de Tauromaquia. En ella bajo el título de “El Toro en el siglo XX” se trató inequívocamente del toro del siglo XXI.  Composición de la mesa Bajo la batuta moderadora de Joaquín Jesús Gordillo, intervinieron Bienvenido Ferrer Moreno, como Vicepresidente de la Unión Internacional que convocaba al acto; Juan Ignacio Perez-Lanzac, veterinario; José Luis García Palacios, ganadero de Albarreal y el matador de toros Curro Díaz.
 Curro Díaz estuvo en torero, y abogó por el toro que su interpretación sueña Todos pusieron énfasis en que el toro es lo más importante de la Fiesta, pero también, y al parecer por sus palabras, el que más necesita de encontrar su identidad. Se aboga porque sea un toro atleta, pero al mismo tiempo se pide que colabore con el torero tal y como exige el toreo moderno. Un popurrí de idas y venidas sobre lo que evidentemente preocupa, pero pocas soluciones al problema que es evidente que existe.
No hubo coloquio y quedaron preguntas en el tintero de los aficionados, que en buena medida acudieron al acto, y que hubieran supuesto, sin duda, meter el dedo en la llaga o apuntar más directamente cuáles son los problemas.  El ganadero de Albarreal en un momento de su dilatada exposición El ganadero, cuya intervención fue larga y con muchos circunloquios, abundó en muchas cosas, con las que se puede estar de acuerdo, pero fue un sí quiero... pero cómo se logra. El veterinario apuntó un problema que no vemos, como son las lesiones internas que con la puya se producen en los toros, hemorragias que hacen que se pare o se invalide. Por su parte, Curro Díaz fue el más breve y el que menos vueltas dio para decir que hoy se exige mucho al juego de los toros y, por ende, también la perfección de los toreros, lo que obliga a encontrar ese toro que proporcione esa búsqueda de los aficionados.
 Los aficionados, que no pudieron intervenir, sí se hicieron fotos con el maestro A nuestro juicio nada se trató mínimamente en profundidad, imposible dada la cantidad de intervenciones, ni con un orden lógico y así el interés por lo esencial de la Fiesta, el toro, quedó, una vez mas, en la declaración de intenciones de unos y otros.
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