|
- “Los taurinos hoy han vuelto a meter la pata, organizando el fraude anual de la corrida de la Prensa”, decía uno del 7 antes de empezar la corrida. - “¿Por qué” le interpelaba su vecino de localidad. - “Porque hoy no se sortean los toros, algo que desde Guerrita y Mazzantini está así legislado en todos los reglamentos del mundo, pero en Madrid alegan las autoridades competentes (aunque para mí son incompetentes) que llevan haciéndolo así unos cuantos años y ya es una cosa tradicional. Incluso venden las entradas sin decir los toros que van a lidiarse. Es como si vas a la ópera y no te dicen ni quién va a cantar ni qué ópera van a cantar, por ejemplo”. - “Pero eso es como si se hiciese la vista gorda en un delito de forma repetida y se considerase al cabo del tiempo algo natural”. - “Pues sí, pero para que veas, en esto están implicados desde el presidente (que es un policía), los toreros y sus representantes (que eligen los toros para cada uno) y hasta el Rey, que viene a presenciar anualmente un acto que incumple el Reglamento taurino”. - “Pero entonces ¿esta corrida no la organizan los periodistas?“. - “Si, pero permiten a los taurinos hacer de su capa un sayo y además, para mayor vergüenza, no lo denuncian en sus medios de comunicación”. - “Pues no lo entiendo ¿Qué ganan con ello?”. - “Los toreros, traerse cada uno los torillos que eligen, como si fuese un festival bien pagado. Aunque todos los años hay lío en el reconocimiento mañanero y se rechazan un montón de toros por falta de trapío. Y los periodistas sobre-cogedores quedar bien con los taurinos”. - “Qué asco me da todo esto. Me voy a tener que poner a vuestro lado cuando protesteis” - “Es que si la gente que asiste a los toros se enterase de la verdad, casi siempre toda la plaza sería como el 7”. - “Así es. La mayoría que asiste no sabe ni quiere saber“. Así terminó el diálogo, pues empezaba ya el paseíllo. Al finalizar el festejo se demostró que los taurinos de los “toreritos jóvenes” que quieren ser figuras (ambos del equipo de Simón Casas, ¡qué casualidad!) habían elegido una porquería de toros y se quedaron en pegapases y malos. El único de la terna que, al menos, se portó con torería fue César Rincón, que eligió dos toros muy dignos y además le dio a los otros jovencitos una lección de toreo.
|
|