Eulalio López El Zotoluco, está inalcanzable, y esto es un hecho irrefutable. A todos los toros les puede, porque al margen de su total entrega y su ferrea voluntad; su capacidad torera no está a discusión. Si, no... que se lo pregunten a los agradecidos ganaderos... a todos sus toros les hace faena. Este sábado 30 de abril, Eulalio volvió a conjuntar dos portentosas faenas con su lote de la ganadería titular. Dos faenas que enloquecieron a los asistentes, pero que la espada por sus desatinos le hizo perder los trofeos. Por eso justamente decidió regalar otro ejemplar. Se veía que su espíritu le exigía redondear lo bien logrado. Y así volvimos a ver series con ambas manos... templadas, obligando al toro a embestir, a pesar que a mitad de la faena, comenzó a salir con la cara a media altura. El público desquiciado por el oceáno del derroche torero que estaba inundando el redondel, exigió que como homenaje al torero se interpretara el himno de Aguas... y así ocurrió; volvimos a escuchar "Pelea de Gallos". Los pases por alto, fueron el epílogo subrrayado con un valentísimo desplante y destacado con el coro ¡Torero... torero!, para dar así, paso a la rúbrica con un certero estoconazo, que hizo doblar al astado de Fernando de la Mora. Los aficionados que llenaron a reventar la Monumental Plaza de Toros, otorgaron los máximos trofeos... las dos orejas y rabo; así como la triunfal salida en hombros para el torero de Azcapotzalco. Y el arrastre lento al burel. Alejandro Amaya, con el quinto de la tarde... que más parecía de la línea española de Joaquín Buendía, ha entregado cuerpo y alma en aras del arte taurino. Una faena llena de buenas maneras, con clase y calidad, la que después de finiquitarla, tuvo como merecimiento de dos orejas; contrastando con la árida ovación de su primero. Julián López El Juli, salión sin el ánimo de triunfar... así se vio, y así anduvo. No pasó nada. Los toros de Fernando de la Mora, sin ser ofensivos, dieron buen juego, aunque les faltó más casta y bravura. |