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Poco o muy poco, casi nada o nada, se mueve en este mundo taurino. Todo está atado y bien atado. Ni siquiera los grandes triunfos logran que se mueva algo.
El poder tiene contra las cuerdas la propia Tauromaquia. El poder, visto desde todos los ángulos, aniquila las inmensas posibilidades que proporcionaría la sana competencia. Les da igual.
Comienza la temporada 2019 y lo hace con los mismos patrones que todas las anteriores. Si eres ‘figura’ toreas y te ponen en todas las ferias, si no lo eres tus posibilidades son nulas o casi nulas.
El negocio está dominado y cerrado, muy cerrado. Siguen haciendo a su antojo los que ocupan el puesto, que ‘no es discutible’ ya sean otros los que hayan triunfado y dejado claro, muy claro, su posición ante el toro.
Lo que pase en Madrid allí se queda… como mucho. Al sistema, incluso, les molesta que haya nombres que suenen con fuerza, pues les obliga a tener que dar explicaciones que tampoco dan. Les coloca en situación incómoda pero eso solo dura una rueda de prensa o las quejas en algunos, pocos, medios.
Que Urdiales, Emilio de Justo y otros dan la cara, pues no es suficiente. Que figuras pasan por Madrid sin decir nada, pues a ellos les es suficiente. Las figuras se pasan la vida con algún triunfo en Madrid, faltaría más, es lo mínimo después de haber disfrutado de mil oportunidades y con las mejores ganaderías.
Su puesto está a salvo y les garantiza su presencia en todas las ferias, en las que si triunfan con el medio toro que torean y con un público más facilón y aplaudidor. Los toreros de verdad también podrían hacerlo si gozasen de las mismas facilidades. Pero esto no es así y su rotundidad la presentan en Madrid. Eso para el sistema no es suficiente.
Valen mucho más los triunfos en plazas de segunda para cotizar al alza en este sistema cerrado. De ahí que muchos hagan el esfuerzo de meter la cabeza dentro del poder, véase como ejemplo a Toñete en la casa de D. Simón, para poder circular. Él gozará de máximo cartel, mientras los citados anteriormente si entran lo harán con calzador y con menos ventajas de ganado y fechas.
Hay que plantearse: Y si nada se mueve… para qué seguir insistiendo. Quienes valoramos los méritos a quién recurrimos?
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