En la página 202 del volumen 6 de la enciclopedia La Pasión por los Toros, el periodista español Carlos Ilián pone como ejemplo de las plazas americanas a Manizales, porque resulta un "bombón" para los toreros y dice que es la Meca del triunfalismo. Lo ve como un coso fácil en el que por cualquier motivo vienen las broncas; agrega que falta formación taurina por parte de la prensa que comparte el desaforo de un público que se entusiasma o enfurece por nada. Cataloga la plaza de toros de Manizales como torerista; según el, es un público que acude a ver toros de vez en cuando, retiene la parte buena de los diestros y se vuelcan a solicitar orejas.
Sabido es que en Sevilla hay público sensible, conocedor, profundo, que respeta al torero, no pierde la compostura y saborea los detalles. El de Las Ventas es torista, bullanguero, protesta y no transige. Que en Colombia los hay que tiren harina y griten vivas a los equipos de fútbol, pues sí. ¿Pero en Manizales? Sabemos que es la plaza colombiana que más exige sacrificio a los toreros, lo cual significa ceñirse al inciso, al reglamento, con fama de ser la más difícil del país y que igual gusta del arte como en la Sevilla ejemplo de la feria nuestra. ¿Entonces porqué la llamamos Fiesta? ¿Por un montón de caras largas con ternos que nunca salpicarán, atornillados milimétricamente en frías graderías? Ahora, ¿el silencio los hace más o menos serios? La seriedad proviene más bien de las acertadas decisiones de usía.
Respeto la sapiencia, pero celebro la fiesta; prefiero un erudito alegre y no un necio serio. ¿Será que esos callados si saben de toros? ¡Eh!, pero el señor Ilián olvida que los del trópico vivimos la fiesta con radio en mano, bota de las de allá y poncho terciado que simboliza el montañero de estas tierras, descendiente de colonos que descolgaron el toro cimarrón y lo adaptaron para hacer lucir a toreros y locutores extranjeros. Pues hay moción de protesta, porque debe diferenciar la seriedad proverbial de la tropical. ¿Ustedes se imaginan en Las Ventas un personaje con guayabera, sombrero aguadeño o vueltiao, bota, poncho y un radio bregando a 'coger' al 'insobornable'? Tocará decir como le advirtió una mamá a su hijo: si va por allá así, lo sacan por montañero.