Han pasado cosas y son cosas interesantes. Igualmente, otras de esas que no dejan nada para recordar, pero también las que reclaman una solución, aquellas que nos ponen a pensar si lo que pedimos vale la pena.
Comencemos pues, con una de estas que pedimos y cuando nos la dan nos preguntamos si eso era lo que queríamos. Hablamos de las ganaderías “duras” esas que No nos aburren… Pareciera ser que SI que nos aburren; lo de ayer con la de Dolores Aguirre fue un ver tragar y duro a tres toreros que, si se les quiere apoyar para que encuentren el camino del triunfo, no es correcto ponerlos frente a una bueyada.
Y, es que también diríamos por aquí, que parte de la evolución de la Fiesta, es el que esto, sea espectáculo y con estas corridas, es casi que imposible que lo sea.
De lo bueno ha habido suficiente en esta semana que pasó.
Un gran toro de Alcurrucen llamado Licenciado, que limpió la cara de su divisa que había quedado maltrecha solo tardes atrás. El Juli a su manera salió victorioso de un mano a mano rarillo, pero que llenó Las Ventas.
Roca Rey anduvo sensacional con el único de Victoriano del Río que embistió. Fue una corrida con la particularidad de haber sido brava en el caballo y mansa en los siguientes tercios. De cualquier manera, el peruano se sobró en el sexto con lo fundamental y matizó en justa medida con su tremendismo alegre y fresco.
Alegría en la de Núñez del Cuvillo. Como el ave Fénix renace Lopez Simón; lo necesitaba como agua de mayo y le llovió. Talavante enrachado acompañó al de Barajas por la Puerta Grande y los toros de El Grullo dieron espectáculo; con mayor o menor bravura, pero se movieron, siendo dignos de mención segundo y sexto.
Mezclando lo bueno y lo malo, nos regresamos a la del Ventorrillo. Una pena no poder disfrutar del arte de Curro Díaz. Morenito de Aranda pasó sin pena ni gloria y David Mora lo dio todo. Sin conseguir llegar a fondo en el ánimo del graderío se fueron a su casa estos tres buenos toreros.
Dejamos los últimos renglones para un novillero, que logró despertar a Madrid con su toreo valiente, alegre y con verdad. Este, quiere ser torero y seguros estamos, que ordenando todo eso que lleva por dentro, lo será. Se llama Francisco de Manuel.
Seguiremos D.M. al pie de la red, disfrutando de esta nuestra pasión, que es la única capaz de pasarnos del bostezo al paroxismo en un santiamén.
San Isidro el de Madrid, el que se da en la calle de Alcalá, qué duda cabe, es un evento sin par en el mundo. Treinta y cuatro tardes seguidas con la misma incertidumbre de salir feliz o cabizbajo, es un fenómeno de estudio. Y hay quienes dicen que los toros ya no interesan.