Pero ya saben ustedes aquel refrán español, que dice “perro ladrador, poco mordedor”. Pues esto es lo que realmente ha hecho, a lo largo del primer año, al frente de la capital del toreo. Cuando todavía estábamos en el conocido como “invierno taurino”, nos calentó la cabeza a todos los sectores de la fiesta, haciéndonos un montón de promesas que solamente se han quedado en eso, eternas promesas, que en el papel y en las tertulias donde las decían, quedaban muy bien, pero después no se convertían en realidad. Por todos era conocido, lo bien que habla y influye con su palabra Simón, pero para mí se ha quedado en eso, en un verdadero vende humos.  Todos tenemos en mente, cuando su primera aparición en público fue en la Asociación el Toro de Madrid y ahí llego reconociéndose como el único “Salvador de la Tauromaquia”.

Si algunos lectores han tenido ocasiones, de escuchar o leer a otros periodistas, habrán podido oír que la temporada de Simón, ha sido estupenda, se han cortado un montón de orejas, ha habido no sé cuantas puertas grandes, no sé cuantos llenos de no hay billetes, etc. Pero yo creo que este año han pasado cosas que no se deben pasar por alto y hay que criticarlas, para que aprenda para temporadas siguientes.

El inicio no fue nada malo, ya que nos sirvió dos novilladas como aperitivo, de hierros punteros como Fuente Ymbro y La Quinta, esta última con un encaste muy querido por la afición capitalina. Y para el Domingo de Ramos una gran corrida de toros, muy seria de presencia, del hierro de Victorino Martin. Esto ilusionó mucho a los aficionados y enganchó mucho a la gente, llegando a ver unas grandes entradas en los tendidos. Si los primeros festejos de primavera los encierros vinieron muy bien presentados, en el ciclo isidril este aspecto dejó muchísimo que desear, con animales excesivamente anovillados, sobre todo cuando los carteles eran de campanillas.

La Feria de San Isidro, se presentó por todo lo alto, se dio publicidad por todos los medios de comunicación y el acto tuvo mucha repercusión, cosa de lo que me alegro bastante. Pero si después analizábamos los carteles a fondo, no diferían mucho de los de años anteriores, muchos mediocres con toreros de medio nivel y las “figuritas” hacían un pasaje testimonial, salvo el extremeño Alejandro Talavante. De la vuelta de José Tomás a Madrid, como nos aseguró el productor francés, se quedó en un sueño.

Una mención aparte merece la cantidad de orejas que se han regalado, con el beneplácito de los presidentes, que cada día subían a impartir justicia. Estos últimos deberían reconducir un poco su forma de actuar, tienen que tener criterio más uniforme en sus decisiones. Lo que no puede ser, es que de un día para otro, la forma de actuar difiera tanto. Madrid es la primera plaza del mundo y en la que toda la tauromaquia se fija, por los que aspectos como estos debemos de cuidarlos mucho más. Aparte toda persona que sube al palco, debe de mirar primeramente por el bien del aficionado que será el bien de la tauromaquia, no mirar por el interés de los profesionales que solo nos llevará al fracaso.

Pero el verdadero suspenso de Simón en esta temporada madrileña llegó en el verano. Todos los aficionados nos pusimos a temblar, cuando a finales del mes de junio recibimos la noticia de que “Las Ventas cerraba la plaza, por obras, durante lo que restaba de temporada”. Para todos mis lectores, en el archivo de esta web, pueden encontrar un artículo en referencia a este tema que tuve el honor de escribir.

Se nos prometió que iban a celebrarse novilladas picadas los viernes y los sábados, por la noche, finalmente esto se quedó en un deseo. Solamente se quedó en un certamen con las novilladas de los sábados, con entradas paupérrimas, nula promoción y cero interés por parte de la empresa para tirar la temporada hacia delante. Se nos quitaron, durante todo el mes de julio y agosto, la celebración de festejos los domingos. Esto es un sacrilegio para muchos aficionados, para los que ir un domingo a los toros a Madrid es casi un ritual, Simón nos los robó.

Se les veía muy preocupados por los novilleros y el novillo que se lidiaba en Madrid, al que veían excesivo y con el que no podían triunfar los jóvenes espadas. Decían que a lo largo del año iban a cuidar mucho las ganaderías y los novilleros, ya que los consideraban el futuro de la fiesta de los toros. Pero la mayoría de las ganaderías de estos festejos menores, han sido de hierros de segundo nivel y con pocas garantías. Aparte los novilleros actuantes, muchos han venido con un poco o nulo rodaje. Un dato que habla muy a las claras, de todo esto, es que de 150 novillos, solamente se han cortado 9 orejas. Señor Casas, si quieres ayudar a los toreros del escalafón inferior, este no es el camino.

Continuará…