Ahora, que acaba de marcharse Dámaso, me vienen recuerdos que compartí con él y con otros toreros que se fueron no hace mucho.
Dámaso González:
Le conocí el mismo dia que tomó la alternativa, que fue en Alicante. Vi ese acontecimiento junto a Pepe Manzanares.
Aquella tarde le cogieron sus toros varias veces. Fue tal la emoción, que todos los espectadores sugeríamos a las autoridades que retirasen del ruedo a tan valeroso espada. Ya iba herido y con varias cornadas.
Toreamos varias corridas de toros y festivales juntos.
Una de las corridas de toros aconteció en la feria de Colmenar Viejo del año 1985. Uno de los toros que me tocó en el sorteo, de Moreno Silva, con síntomas de estar toreado, Dámaso, estuvo toda la lidia a mi lado dándome aliento. Dicho toro se fue vivo a los corrales.
Siempre que le avisé para algún festival, ahí estaba el gran Dámaso. Por cierto, me viene al pelo decir y agradecer a la Peña “Los Sabios del Toreo” de Albacete, y a Dámaso por su visto bueno, el hecho de hacerme debutar el pasado año en la plaza de toros de la tierra donde nací después de cincuenta años como matador de toros, en el festival del “Cotolengo”.
Gregorio Sánchez:
Fue uno de mis ídolos en mi niñez, quizás al ser tocayos influía en mi admiración.
Le conocí en la plaza de toros de Bargas (Toledo), en enero o febrero de 1965. Participamos en un festival, Sebastián Palomo Linares y un servidor junto a los maestros Antonio Bienvenida y Gregorio Sánchez.
Como os podéis imaginar, en lo artístico el festejo fue de una altura absoluta. Todavía recuerdo las lecciones recibidas de las manos y la solera de los dos maestros moviendo los avíos de torear. Volví a hacer un nuevo paseíllo junto al maestro de Santa Olalla en Las Ventas, el 3 de julio de 1966, ante una corrida de toros de Carreros. ¡Nos dio un agua a Victoriano Valencia y a mí, de órdago a la grande!
Toreé varios festivales con el maestro en distintos años. En uno de ellos, recuerdo que fue en Villarejo de Salvanés, mi tocayo, ya metido en un elevado calendario, estuvo para comérselo.
Con los años, recalamos mi familia y yo en Colmenar Viejo, donde el maestro tenía un grandioso cartel, lo mismo que en Madrid. No en vano, fue uno de los toreros con mayor número de festejos en la historia de la plaza de Las Ventas. Lo extraordinario para mi persona fue qué compartí Peña Taurina con el ídolo de mi niñez en Colmenar .
“La peña de los Gregorios”, decían en el pueblo. La idea la llevó a cabo uno de los aficionados más importantes de la historia taurina de Colmenar Viejo, D. Juan Santos Colmenarejo, (el Tío de la Boina, como se le conocía cariñosamente entre los amigos).
Sebastián Palomo Linares:
Le conocí en sus principios de becerrista, en la antigua “Chata” (la plaza de toros de Vista Alegre, en Carabanchel) en aquel “invento” de los Dominguines llamada “la oportunidad”. El año siguiente, en enero de 1965, debutó con picadores en Ondara, junto a dos novilleros de los punteros en aquellas fechas, Vicente Punzón y Gregorio Tébar “El Inclusero”. Toreamos muchas novilladas juntos esa temporada.
Sebastián, era un todo terreno, casta y listo como pocos. Te descuidabas y te hacía dos quites en uno. Fue un competidor muy duro. Entonces, los quites artísticos eran una demostración de intenciones. Nos teníamos cariño personal y mucho respeto profesional; si teníamos que decirnos cuatro cosas no nos las guardábamos, no.
Ya de matadores de toros coincidimos en varias actuaciones en las temporadas de 1966 y 67.
Recuerdo una corrida de toros en San Martín de Valdeiglesias. Aquella tarde actuamos al lado del maestro Rafael Ortega. A Sebastián le rodaron las cosas esa tarde. Le concedieron una oreja. Yo corté tres. El dia siguiente, cuando salí a la calle, y me eché el periódico a la cara, los titulares eran que Sebastián, había sido el triunfador con mis trofeos y yo con los suyos. Los Lozanos eran sus apoderados. A partir de ese día me causaba desazón actuar junto a Sebastián, sus mentores siempre jugaban como lo que eran: unos tahúres. Años después, en la plaza de toros de Benidorm, tuvimos unas palabras nada amigables. Yo estaba sacando mi toro del caballo y veo un capote que pretendía hacer lo mismo, era Sebastián, siempre pretendiendo sacar unas palmas
Saqué el toro del caballo y le di tres o cuatro verónicas y le reté a darme la réplica. Sebastián se tapó en el burladero y le oí hablar con sus apoderados “a este no lo queremos más con nosotros”. Volvimos a actuar varias veces más.
Sebastián fue buena gente y un fuera de serie como torero.
Manolo Cortés:
Le recuerdo con una muy acusada personalidad. Una tarde en uno de mis pueblos, Colmenar Viejo, en la primera de feria de 1979. Toreamos la primera de feria, una corrida de Ruiseñada, nada fáciles. José Ortega Cano nos acompañaba. Este, con su poderío le cortó una oreja a uno de sus toros. Manolo y yo lo arreglamos con dignidad.
Lo desagradable de aquella tarde fue que un energúmeno desde una localidad de barrera tiró un bote de cerveza a Manolo estando comentando las cosas del toro en el callejón. El bueno de Manolo, ni se enteró. Fue en el momento en el que éste se había agachado a tocarse un macho del vestido. Me dijo Manolo: “pero Gregorio, ¿Cómo es posible que vivas tú en este pueblo?”. La demostración de lo gran torero que fue, es un torero que él moldeó y al que llaman Pepe Moral.
Homenaje y recuerdos...