De Morante. Si Señores, de que Morante se va.
De eso estamos opinando todos. Pero, aun así, quiero meter mi baza, porque a pesar de mis muchos diciembres, me sigo asombrando de la capacidad de la especie humana para denigrar, no importando que no tenga ni puta idea de cómo ni porqué.
Morante se va de los ruedos porque le sale de los cojones y no necesita del permiso de nadie. Se va siendo el más completo de los que se visten de luces en este siglo y parte del pasado. Se va siendo el único, que deja algo en la retina cada que hace el paseíllo.
O es que hay alguien que pueda negar que, igual que ha matado corridas tontarronas, también le ha cortado las orejas y ha dejado su impronta con toros encastados ¿
He leído más de una burrada, por demás llena de hiel y vinagre, que no dice otra cosa que la que puede salir de almas enfermas.
Ahora bien: Que la razón expuesta por el de La Puebla no le encaja a muchos…pues yo sí que se la creo. Ese toro grandón, engordado en carreras, al que le soplan pienso los últimos 6 meses, nunca va a ser el atleta que requiere el toreo de hoy.
Y si lo que pretenden los detractores de Morante es conseguir siempre una buena relación costo beneficio al comprar las entradas para verle, bien pueden irse bajando de ese autobús. El arte es producto de la inspiración y la inspiración necesita de momentos en los que se conjuguen varios ingredientes, uno de ellos, el toro.
Presuntuoso de mi parte, sería tratar de ensenar que es el arte, cuando desde ave terno nadie ha logrado explicarlo. Pero lo que sí tengo claro, es que no viene en cajas.
Respeten pues la decisión de un torero, de un hombre, de un artista.
Y hagamos votos por su regreso.
QUE DIOS REPARTA SUERTE.