Se dio la 3ª corrida de la llamada pre feria de Sevilla; cuarto festejo del serial, sumándole la de Resurrección.

La constante ha sido el toro de Madrid en La Maestranza y salvo 2 toros de Juan Pedro lidiados esta tarde, de verdad preciosos, lo demás han sido camiones.

Me cuesta entender cómo una empresa asentada por mucho tiempo en el coso del Baratillo “quiero decir con esto, conocedora del gusto de Sevilla” se equivoca en coro con veedores y ganaderos.

Ese toro no embiste. Madrid insiste en tenerlo como estandarte de seriedad, digo yo, por el ruedo tan grande de Las Ventas y para que El Rosco con sus compadres del 7 no armen la marimorena. Pero no podemos abstraernos a una verdad como la copa de un pino y es la de que son muy pocos los que se mueven en los 31 festejos de San Isidro.

Debe Sevilla regresar a su toro justamente llamado “el toro de Sevilla” con trapío, con hechuras pa’embestir y más liviano.

Hay caras nuevas y no tan nuevas, pero si recientes en el escalafón de coletudos; qué duda cabe, que todos quieren arrear para irse acomodando mejor, lo que refresca indefectiblemente carteles de ferias importantes y festejos del santo patrono.

Todos vienen arrimándose como nunca, exceptuando a José Tomás, lo había hecho otro en la historia. Ni El Cordobés, ni el mismo Palomo habían pisado los terrenos que se están pisando hoy día. Pero de igual manera, la nueva usanza es el toreo con el que nada pasa, ese que se hace por detrás y por encima de la montera. También venimos viendo que las verónicas se ejecutan con la palma de la mano mirando hacia atrás y no como se hacía antes que tenía más gracia, o será que algunos nos negamos a la evolución de las formas

Es interesante de cualquier manera lo que está ocurriendo en España.

América sí que no da pie con bola. Solo los manitos y a su manera, producen espectáculo y toreros. De allí para abajo no está el palo para cucharas. Las empresas no asimilan o no les interesa (la verdad no lo sé) asimilar que nuestra Fiesta es un remedo de la que se da en La Península. Esto aquí es un cachondeo y no tiene visos de cambiar.

Lo peor es que nos han convertido en moneda de cambio para los políticos y en cualquier momento nos dejan sin piso jurídico. Y no hay quien nos defienda.

Hay que hacer algo. Perder América taurina no es bueno para nadie.

QUE DIOS REPARTA SUERTE.