La Plaza de toros Monumental México, ha acabado siendo para los toreros españoles un balneario invernal. Es bochornoso ver a través de la pequeña pantalla, la poca gente que acude a esa plaza.
Pero me parece totalmente comprensible que mucha gente haya decidido abandonar los tendidos del actual coso de Insurgentes, yo si estuviera en esa situación probablemente hubiera realizado lo mismo. Se lidian unos toros totalmente bochornosos, de escaso trapío, pobres de cara, cansinos, derrengados y aparte anuncian a toreros de ningún tipo de interés para el aficionado.
El viaje a tierra americanas se esta convirtiendo en una aventura cada día mas incierta y pronto dejará de ser beneficiosa en lo económico, para que los matadores de toros tengan incentivo a cruzar el charco, para vestirse de luces en el país azteca.
Para mi más sincero reconocimiento y admiración, a la gran afición mexicana, después de todas las tropelías que están viviendo, ¡que buenos aficionados, para tan malos gestores! Voy a concluir con unas palabras pronunciadas por Paco María, un maravilloso aficionado, “una fiesta de secular fortaleza lleva camino de convertirse en un mariachi, que puede acabar engrosando el paquete que en el apartado folclórico ofrecen las agencias de viajes a los turistas yanquis”.