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Todo cambia y evoluciona, unas veces para bien y otras para lo contrario. En ocasiones esa evolución casa con nuestras ideas o intereses y otras no tanto. Estando de acuerdo con los principios de muchos de los movimientos sociales actuales observas que posteriormente los derroteros que toman no son los que uno piensa que serían los adecuados. Puede ocurrir que se sobredimensionen los hechos, o se tergiversen, o se persigan intereses espurios de grupos, de partidos o de castas...
En el tema que nos ocupa de los animales, servidor ha vivido en su pueblo, Cadalso de los Vidrios, algo parecido a lo que cuentan acertadamente los más viejos del lugar. La diferencia estriba en que esa vivencia brotaba de la naturalidad, de la autenticidad, de la normalidad de convivir íntimamente con ellos (con los animales), y digo bien "íntimamente". Tan íntimamente que el burro, la mula, el perro, el gato... habitaban en tu misma casa y en el corral lo hacían las gallinas, el cerdo, los conejos... Ello creaba una relación de dependencia, cariño, respeto y comprensión hacia ellos. Sabíamos que nos eran útiles y necesarios, por tanto no podías ir contra tus propios intereses maltratándolos o no atendiendo sus necesidades más perentorias: comida, sanidad, limpieza, caricias... Eran nuestros, nos ayudaban y en justa y lógica correspondencia nosotros les ayudábamos a ellos. Pocas veces he visto acariciar con tanta ternura como lo hacían mi abuelo o mi padre a esos animales.
Claro, estoy hablando de otra época. Una época en que los animales gozaban de un lugar preponderante junto a nosotros, los humanos. Casi todo giraba en torno a ellos. Incluso muchas de las Fiestas locales tienen su origen en las ferias de ganados que se celebraban entonces. De ahí procede, y no de otro sitio, el nombrar la sucesión de varios festejos taurinos como "Feria de..." Por eso es tan auténtico lo que dicen los más veteranos cadalseños: aquello de que sus abuelos empleaban los cuatro días de vacaciones que tenían (coincidentes con las Fiestas Patronales) en actividades relacionadas con los animales, después de estar los otros 361 días restante del año en compañía de los mismos.
¿Cómo se les explica todas estas cosas a los "animalistas" actuales para que te comprendan y entiendan? Seguramente ya llevan su "programa" montado en su "disco duro" sin opción a "formatearlo". Encima te insultan -o cosas peores- sin saber la relación que tú has tenido -o tienes- con los animales que ellos dicen defender. En fin, son las cosas que hay que aguantar cuando éstas -y otras defensas- se hacen sin conocimiento y sin profundizar en la cuestión a "defender" y dejándose llevar, en buena proporción, por la moda, los medios de comunicación o cualquier otro interés...
Los años te van dando experiencias y enseñanzas para, poco a poco, ir entendiendo que todo tiene sus matices, sus "pros" y sus "contras", lo bueno y lo malo, incluso lo sublime puede coexistir con lo vulgar... La edad te descubre -te revela- que se puede tener una pequeña parte de razón en un hecho concreto, aún estando equivocado en todo lo demás concerniente al mismo hecho. Los años, la reflexión, la comprensión, el diálogo... te van abriendo nuevos caminos y horizontes, nuevas perspectivas que te hacen evolucionar y ver las cosas de diferente forma a como las podías percibir en otros pasajes de tu vida. Bien entendido que ello brote siempre desde la buena fe y no desde el propio interés... Por eso los "animalistas" no se creen que el auténtico aficionado siempre defienda al toro por encima de los intereses de los "taurinos profesionales". Desconocen también nuestras diferencias -a veces insalvables- con los mencionados profesionales. Ítem más, no asimilan eso que muchas veces decimos de que el principal problema del toreo no son los "antis", si no los repetidos "taurinos".
Unos románticos incomprendidos, raros y solitarios. Se me antoja que eso somos los pocos aficionados que vamos quedando a los toros. Ruego benevolencia, por favor, a aquellos que nos juzguen.
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