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  EL CARNAVAL DEL TORO DE CIUDAD RODRIGO  
  Por Pablo San Nicasio
[ 13/03/2014 ]
 
Plaza llena, la imagen más conocida y popular de Ciudad Rodrigo
Pero antes, así es su plaza de toros
Un paseo por su enclave y por su historia.

LA VIEJA MIRÓBRIGA

Siempre ha estado en esas listas que circulan por los correos electrónicos con “Los Pueblos más bonitos de España”. Sitios a los que uno debe ir si quiere decir por ahí que conoce los rincones imprescindibles de la piel de toro.

Y es cierto. La antigua ciudad de Miróbriga posee, además de un entorno natural bellísimo y, de paso, propicio para la crianza del toro bravo, uno de los conjuntos monumentales más amplios y mejor conservados de la península. No falta de nada: murallas, castillo-parador, catedral, monasterios, puente romano, iglesias y palacetes medievales… y una historia de asedios y heroicas resistencias como para dejarse caer por ella cuanto menos un fin de semana. Ciudad Rodrigo bien lo merece.

Si uno además es aficionado a los toros, la visita se hace aún más necesaria. Como decíamos, el partido judicial de Ciudad Rodrigo y colindantes tienen el orgullo de albergar buenas y bonitas dehesas de bravo. Aunque este no es el mejor momento para la ganadería charra, Salamanca y provincia siempre serán sinónimos de bravura. Arte, saber y toros, que dice la letra.

A tiro de piedra de Ciudad Rodrigo pastan los toros de Sánchez Herrero, Aldeanueva, Criado Holgado, Manuel Santos Alcalde, José Cruz, Sayalero… existiendo además otras muchas dehesas que, tiempo ha, dieron cobijo a hierros legendarios. Por no mencionar la enorme amalgama de ganaderías que se encuentran algo más alejadas, pero en la misma ruta del toro hacia la capital del Tormes.

Hay que apuntar también que, por ejemplo, de Ciudad Rodrigo es Joaquín Ramos; apoderado a la sazón de José Tomás, palabras mayores. O su hermano José Luis, novillero de éxito en los ochenta. O la promesa de nuestro toreo Juan del Álamo. O aquel mítico periodista taurino que sembró de polémica una época del toreo: Alfonso Navalón.

Pero Ciudad Rodrigo es conocida, sobre todo, por un evento. Una cita tradicional, festiva y sobre todo, muy taurina.

BOLSÍN Y CARNAVAL


Por estos pagos tiene lugar cada año el carnaval más taurino de España. El denominado “Carnaval del Toro”. El más antiguo, que se sepa y esté documentado, de los que se hacen con toros en el Mundo. Algo que hace de Ciudad Rodrigo, en definitiva, una localidad equiparable en tradición e importancia a las de ese reducido grupo de villas de mediano tamaño donde el toro es  mucho más que un simple divertimento: Coria, Val d´Uxó, Cuéllar, Brihuega, Benavente…

Además, dos meses antes del Carnaval y desde hace ya más de medio siglo, tiene lugar el Bolsín Taurino Mirobrigense. Serie de tentaderos en diferentes puntos de la geografía salmantina que, con carácter eliminatorio, criba y selecciona lo mejor de la novillería sin caballos del Planeta Toro. “Invento” que allá por 1956 idearan seis amigos que acudían a su habitual tertulia taurina en el farinato “Café Moderno”.

Bolsín que pasa por ser, también, el más antiguo de España y que ha alumbrado no pocos toreros de carrera y alguna que otra figura del toreo. Seguro que les suenan los nombres de Justo Benítez, Jorge Manrique, Roberto Antolín, Rodolfo Núñez, José Ignacio Sánchez, Andrés Sánchez, Javier Castaño, Jesús Millán, Abraham Barragán, Matías Tejela, Curro Molina, César Jiménez o el mencionado Juan del Álamo.

Nombres que tienen mucho que agradecer a Ciudad Rodrigo y que, de vez en cuando, se dejan caer por esta villa para hablar de toros, echar una tarde de campo o simplemente pasear.

Es el Bolsín el eje de los actos taurinos porque, si bien se programan dos festivales de cierto prestigio y con toreros de mediano cartel, son los finalistas y ganadores de las pruebas bolsinistas los que copan el grueso de los puestos para acartelarse en la plaza de Ciudad Rodrigo durante los días del carnaval.

Cuatro días y pico de toros, encierros y capeas en los que, queda dicho, además hay toreo de estoque y muleta “serio” protagonizado por estos chavales, a los que el jurado del Bolsín otorga la oportunidad de lidiar un eral en el antruejo.

Festejos que tienen lugar principalmente en la plaza de toros portátil instalada en la plaza mayor. Singular construcción de madera levantada en los días previos al carnaval y cuyos corrales y hasta enfermería se habilitan en los bajos del Ayuntamiento. Y así lleva siendo casi desde los orígenes.

Por supuesto hay quien opina que un toque de modernidad no vendría mal, pero desde luego son, de momento, los menos. Los míticos “tablaos” de la plaza carnavalera siguen “poniendo” a la mayoría de mirobrigenses y visitantes.

Pero mientras los tendidos y localidades del coso no parecen tener visos de ser modificados, Ciudad Rodrigo sí parece volcarse en la modernización del vallado de sus encierros. Verdaderas estructuras que se sitúan a la vanguardia de la seguridad y que inundan de “agujas” las calles mirobrigenses desde dos meses antes de las fiestas.

ENCIERROS Y MÁS ENCIERROS

Lo que hace diferente a Ciudad Rodrigo es que, en apenas cinco días, se suelten alrededor de veinticinco toros por sus estrechas calles, a veces nevadas, mientras la gente, en muchos casos disfrazada, los recorta y juega a olvidarse de la rutina. El juego al  toro es la fiesta grande, lo que impregna el día a día de los pensamientos festivos de esta gente dura que habita una localidad en la que, quizá sea la única del Mundo, hay sendos monumentos en bronce al maletilla y al garrochista. Ahí están, en el mismo centro neurálgico de Ciudad Rodrigo. Por algo será.

Con el preludio del viernes de carnaval, en el que se sueltan los cabestros para familiarizarles con el recorrido, se suceden jornadas de encierros, capeas y desencierros. Teniendo en el “Toro del Antruejo” el sábado, el encierro a caballo el domingo (últimamente con resultados más que dudosos) o el “Toro del Aguardiente” el martes, sus puntos culminantes en lo referente a festejos taurinos populares.

También, queda dicho, hay dos festivales (sábado y martes) en los que algún torero de prestigio acude a Ciudad Rodrigo, no figuras, pero sí matadores que añaden cierto “glamour” a días de frío y fiesta.

CARNAVAL… ¿DEL TORO?

Pero mientras que a la feria de San Fermín se le llama “del Toro” y nadie duda de los motivos, la división de opiniones sí que puede existir en el apelativo del carnaval mirobrigense. Bien es verdad que los toros, en masculino plural, son los que gobiernan las calles empedradas del carnaval; pero no queda tan claro que su tamaño, presentación o edad sean los adecuados para dar lustre a fiestas tan señaladas.

Porque un “Carnaval del Toro” en una localidad tan taurina presupone un cuatreño o cinqueño de acrisolado hierro y, cuanto menos, buena presentación. Y así todos los días de encierros, ¿no? No olvidemos que hay días de fiestas en los que Ciudad Rodrigo alberga a más de 200.000 personas. Es casi una obligación si se quiere ser un anfitrión de altura.

Pero no siempre es así. Si echamos mano de hemerotecas y archivos varios, vemos que el antruejo mirobrigense ha servido, en muchos casos, de sumidero donde ganaderías de bravo de todo pelaje y generalmente cercanas en lo geográfico han vertido sus desechos de camada. De modo que no es raro encontrarse un mismo encierro con reses de tres, cuatro y hasta diez años. Toradas desiguales, a veces desmochadas o directamente sangrando por los pitones. Cinqueños dignos de cualquier plaza al lado de chotos de festival…

Es normal, por otro lado, que muchas ganaderías se sirvan de los festejos populares para dar salida a esos excedentes o desechos, pero créanme que si comparamos lo que sale por los corrales de Coria, Brihuega por citar semejantes, o incluso muchos otros pueblos de menor categoría que Ciudad Rodrigo, el carnaval que nos ocupa saldría muy pero que muy mal parado. Hágalo amigo lector. A poco que sepa bucear por la Red y estar atento a las fechas de cada uno de los eventos a los que aludimos, será usted el primero en sacar conclusiones.

No todo es pesimismo, sin embargo. Como nota positiva hay que señalar que, por lo menos en los últimos años (curiosamente los de la crisis), se viene notando un esfuerzo por parte de las empresas concesionarias de los festejos carnavaleros en adquirir toros de hierros más prestigiosos que los del pasado. En el último lustro se han visto “cebadas”, “bayones”, “pablorromeros”, “HernándezPlá” o “adolfos” (este mismo año) corriendo en Ciudad Rodrigo. Encierros en la línea de desigualdad y dudosa presentación que comentábamos, pero con muchos más galones al fin y al cabo. Veremos si cuando escampe y los precios se pongan en su sitio seguiremos en esa línea.

Con todo, hubo tiempos más taurinos en Ciudad Rodrigo. Con seguridad. Tiempos en los que su plaza de toros de obra, que la tiene, programaba uno y hasta dos festejos fuera de Carnaval, en verano. Hoy, apenas se tiene en pie y nadie le da salida. Ni siquiera para albergar los festejos de recortadores del Carnaval, que tienen lugar en una portátil a las afueras. Es decir, Ciudad Rodrigo ha llegado a tener estos años tres plazas de toros a la vez.

Decíamos del pasado taurino. Épocas en las que se veía a José María Manzanares o Julio Robles, que hasta fue vecino de Miróbriga, paseando entre las murallas. Tiempos en los que había tertulias de toros y cierta “vidilla” para los cada vez más escasos aficionados empadronados. Hoy la tertulia del Moderno apenas tiene réplica en el lujoso Hotel Conde Rodrigo.

Aquellos momentos se han reducido a lo que dé de sí el Carnaval y sus días de fiesta. Verdaderos catalizadores de toda la actividad taurina de una ciudad que merece mayor y mejor trato en este aspecto. Por ahora cualquier aficionado objetivo visualiza con claridad las lagunas de unas fiestas que podrían ser el verdadero arranque del año taurino nacional y que no lo son tanto. No sabemos si por falta de cuidado, afición, dinero o todo junto.
 
Agujas
Ayuntamiento y puerta de toriles
Catedral y recorrido
En medio del campo, entrada a la ciudad
Gente en la muralla
Gradas y madrugadores
Graderío en las murallas
Monumento al garrochista... con somier
Monumento al maletilla
La plaza de toros a la espera... del toro naturalmente
Recorrido desde la muralla
Tablaos
 
  Fotos: Pablo San Nicasio
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