Durante la presente feria de El Pilar, se ha celebrado una corrida Goyesca. A diferencia de otros días y otras plazas, ésta se ha celebrado en la cuna de Francisco de Goya, el pintor de Fuendetodos.
Francisco de Goya, que vivió en los siglos XVIII y XIX, fue el precursor de la pintura del XX y un gran aficionado a los toros. En la Tauromaquia se ‘entretuvo’ un rato, en esta plaza de La Misericordia era fácil verlo como espectador, dejándonos grabados de gran belleza y representativos de la época que le tocó vivir, buena parte de ese tiempo en la ciudad de Zaragoza.
Con frecuencia se recurre a utilizar su nombre en las llamadas corridas Goyescas, donde se intenta escenificar cómo eran los toros, los toreros y los personajes que él pudo contemplar. Pero todo se queda en un intento de simular lo que a todas luces no se consigue. Me ha tocado ver varios festejos llamados así y en distintas plazas, pero no han conseguido llevarme, ni siquiera por un momento, al escenario que aquella época representó.
Una puesta en escena y un intento de atrezo es cuanto vemos en este tipo de festejos. Zaragoza estaba obligada a ser diferente, pero ha sido exactamente igual que en otras plazas. El público se deja llevar por la primera impresión del paseíllo y luego se le llega a olvidar hasta cómo visten los toreros esa tarde. Se tendría que hacer un esfuerzo mayor para visionar la época de Goya.
Los toros de ahora se parecen poco a los que pintó Goya y, si mi permiten, los toreros mucho menos. Todo se queda en ese visitar al sastre para un vestido de torear diferente. Lo demás, triunfos y fracasos, son como cada día. Quien vaya pensando en un cambio sustancial al habitual, se queda obligatoriamente decepcionado. Recuerdo que en otros tiempos, al menos, se realizaba el salto de la garrocha. Quizá el último que ví, fallido por cierto, fuera al hermano de Luis Carlos Aranda, uno de los banderilleros que han actuado en este festejo zaragozano, llamado Chico de Madrid.
A pesar de cuanto digo siempre hay imágenes diferentes y sugerentes que ha captado la cámara de nuestra compañera Muriel Feiner así como otras sacadas por mí. Les dejo con las gráficas de lo que fue la tarde en el coso de La Misericordia, donde se respira el ambiente goyesco, pero que en la tarde de la goyesca no logró pasar del atrezo.