El extraordinario esfuerzo realizado por Opinión y Toros para cubrir la información de la Feria de San isidro 2005 ha sido exitoso y los aficionados han quedado agradecidos.
La idea que cada corrida sea comentada por tres críticos diferentes, unidos en el mismo propósito de brindar al lector opinión honesta y veraz, ha sido un acierto que ha permitido al aficionado tener clara idea de lo que ocurrió cada tarde en Las Ventas.
Sobre todo a los latinoamericanos que, lejos del lugar de los hechos, no hemos tenido oportunidad de apreciar ninguna de las corridas del extenso ferial, ni siquiera por la televisión española, que este año nos puso a rigurosa dieta recetándonos treinta escasos minutos de información taurina semanal vía Tendido Cero. Este programa, mal estructurado, dedica demasiado tiempo a insulsos comentarios de los panelistas y extensas entrevistas que estarían justificadas en un programa de mayor duración, pero no en uno que, aún si todo el tiempo disponible se dedicara a las faenas realizadas, resultaría insuficiente para cubrir la información de las corridas de un serial tan extenso como el de San Isidro. Mala cosa esa, que nos ha obligado a recurrir con mayor frecuencia a la información gráfica y escrita que nos llega por Internet. Para quien no ha practicado el “deporte” de mantenerse informado sin ver imágenes por televisión no sabe lo difícil que puede resultar tal labor, mucho más cuando se trata de un asunto tan complejo como el de los toros en los que la sensibilidad de cada cual juega papel importante, de diferente manera.
Tratar de “ver” una corrida de toros a través de los ojos de otra persona requiere de tiempo y esfuerzo, para lograr tener una idea clara de lo que sucedió en el ruedo. Por otra parte, el comentarista debe ser un aficionado conocedor y enterado con la habilidad suficiente en el manejo del idioma que le permita transmitir su propio sentimiento sabiendo que, rara vez, ha de coincidir con la manera de ver y “sentir” del lector que le ha tocado en suerte. Siendo deseable que quien escribe tenga tales condiciones, estas no son suficientes para el aficionado, ávido de información, que busca en él honestidad y veracidad que le permita confiar en sus comentarios.
Puede que no coincida con sus opiniones y, más aún, considere que está errado en sus apreciaciones pero requiere la seguridad de una opinión seria y sincera.
Es por ello que nada más perjudicial para la fiesta que el periodista deshonesto que vende su pluma al mejor postor y convierte su profesión en un sucio oficio que envilece a quien lo practica y confunde a quien lo recibe. En este sentido, el más corrupto y peligroso es aquel periodista que conocedor de tauromaquia es hábil en el uso del idioma pues esto le permite presentar falsedades como si de hechos ciertos se tratara en crónicas que pueden, inclusive, alcanzar calidad literaria y crear en el lector la fascinación de un espejismo, tan bello como falso. El aficionado no es tonto y pone especial atención para no dejarse embaucar por el mal cronista que con comentarios engañosos lo lleva al error. Una vez descubierto, lo deja de leer. Así de simple.
Queda claro que si escribir de toros es tarea ardua, no lo es menos ser lector de ello. Hay que aprender a leer entre líneas y estar siempre atento en la búsqueda de opinión confiable.
De allí la importancia del planteamiento presentado por Opinión y Toros de brindar la oportunidad de leer en ella tres comentarios distintos de cada una de las corridas de San Isidro 2005.
Información variada y amena brindada por tres honestos lidiadores de la pluma como Antolin Castro, Pla Ventura y Pepe Mata, quienes unas veces coincidentes y otras discrepantes nos han permitido “ver” la feria madrileña sin haber estado allí.
La gran faena de esta terna ha sido complementada con la excelente labor de otros cuatro colaboradores que han dado, cada día, su opinión al respecto, entre los que ha destacado Joaquín Monfíl quien, desde su localidad en el tendido siete, ha contribuido de excelente manera al éxito de esta gesta.
A todos ellos mi enhorabuena y agradecimiento.
No faltará quien me critique porque aplaudo la labor de mis colegas de la Web pero, cuando me comprometí a escribir en ella, reclamé total libertad para expresar mi opinión y es lo que hago en estas líneas.