Manuel Jesús El Cid, por fin logró rebasar el umbral de la Puerta Grande, de la Monumental Plaza de Las Ventas.
Lo ha hecho con toda la dignidad y la gloria, que esto supone, requiere y otorga. Honradez, profesionalismo, sensibilidad... grandeza, el fundamento del torero de Salteras.
Reza el sabio refrán que... "Cuando un artista crea... ¡es el centro del universo!", y encierra una verdad indiscutible.
La tauromaquia es un arte que cifra su incontenible verdad en la autenticidad del toro, y cuando un valiente con sensible inteligencia lo enfrenta...crea y produce una propuesta artística, a través de los efímeros momentos escultóricos, que van apareciendo en el redondel.
Y entonces... ¡por supuesto que es el centro del universo!
Este último festejo, que sumó 24 de la Feria de San Isidro ha sido el compendio de emociones, en donde salieron seis toros bien presentados, que por su comportamiento han sido encastados, que han dado pelea en varas y salieron resueltos a poner en aprietos a los toreros. Seis toros que porcedieron de la ya mítica y emblemática ganadería de don Victorino Martín Andrés.
Que han ofrecido serias complicaciones, así es. Un toro con casta... siempre es un reto a enfrentar con grandeza. Un reto a dominar, pero hay toreros que quieren y pueden, otros que intentan aunque no alcancen el objetivo, y algunos más que a pesar de que quieran... no pueden, porque sus limitaciones son el mayor problema a superar.
El Cid... ha regalado a la historia taurina, dos intensos conciertos plenos de poder y aguante para imponerse a sus ejemplares; intensos conciertos que igualmente han sido inundados de belleza, como la consecuencia necesaria de su creación.
Conciertos en los que el ritmo ha ofrecido a la cadencia y a la armonía... sustento; y así se han sucedido pases con ambas... diestra y siniestra... hasta consegir recrearlas en imponentes series, tan templadas y profundas, por su contenido; que como adorno han legado inobjetable calidad.
Conciertos... en los que el poder apoyado en su técnica para domeñar a los encastados victorinos, iba en unión del avasallador poder del sentimiento, que hizo sucumbir a esos sentidos aficionados, quienes al igual que El Cid, han puesto con notoria emoción, el corazón sobre la arena, y entonces... hubo comunión, una maravillosa comunión que condujo... al éxtasis.
Tras su rúbrica con el primero, yéndose por derecho, el respetable exigió las dos orejas, que fueron autorizadas por don César Gómez, presidente del festejo; y en su segundo, que brindó como indiscutible homenaje al inmenso torero César Rincón, de no haber fallado con el acero, hubiera El Cid paseado otros dos trofeos.
No obstante, a pesar de este desatino con la toledana, dio la gran vuelta triunfal que fue, entonces, el prólogo a su apoteósica salida a hombros por la Puerta Grande.
Luis Miguel Encabo... intento, más no logró concretar su objetivo de trascender. Sus encastados victorinos ofrecieron serios retos a superar, siempre las intenciones del toro iban por delante a las del torero. No se apreció capacidad técnica, que le ayudara a sustentar faenas poderosas, en las que pudiera imponerse por encima del toro. Sobre todo su segundo que fue muy violento, y en lugar de lidiarlo, quiso más pasarlo en una faena que no tenía arquitectura, y eso, creo, ha sido un error.
Un grave error... haber programado de nuevo al joven colombiano Luis Bolívar Delgado Escobar... y sobre todo, para enfrentar a tan poderosos toros como son los victorinos, casi se ahoga en la mar de mediocridad, porque ni tiene experiencia ni tiene la suficiente técnica para salir airoso de tan importante compromiso... ni tiene aguante.
Se ha salvado en su segundo... el que cerró plaza, de una espantosa cornada, por fortuna el hachazo que aventó el victorino sólo rompió la taleguilla.
Ha dado por terminada una interesante Feria de San Isidro... que nos ha dejado intensas propuesta de grandes toreros como César Rincón, Sebastián Castella y, por supuesto, del gran triunfador de esta tarde... Manuel Jesús El Cid.
Grandes toreros, que han demostrado la sobrada razón que encierra la frase: "Cuando un artista crea... ¡es el centro del universo!"