Los toros de Guardiola Fantoni lidiados esta tarde en Madrid, con sinceridad, daban la impresión de que en el ruedo había tres figuras dispuestas al triunfo. No se podía entender de otro modo. Y, lo más sangrante de todo es que, los chavales, con toda seguridad, traían en sus mentes aquello de que iban a la guerra. No hubo tal guerra. Los Guardiolas, blandos y nobles, ofrecían embestidas que, de haberlas aprovechado, ahora, los tres matadores podían estar hablando de otra forma. No lo hicieron y, me consta que no era por falta de ganas. Claro que, una cosa es querer y, otra muy distinta, poder. En ocasiones, la mentalización, para bien o para mal, suele jugar un papel decisivo. Convencido estoy de que, ellos, los matadores, estaban mentalizados de una cosa y, al final, les salió el tiro por la culata. Resulta que, los toros, ofrecían el triunfo grande por poco que los toreros lo hubieran intentado; que lo intentaron, pero al revés; sin las soluciones lógicas que demandan esos toros donde, de verdad, se tiene que hacer el toreo. Y no es mala cosa que estemos hablando bien de los Guardiola; toros que, en distintas épocas, han brindado triunfos por doquier a la torería andante.
Luís Vilches ha sido el mejor parado de la terna puesto que, sus condiciones como torero, en muchas ocasiones demostradas, son admirables. Pero en Madrid no les cogió el ritmo a los toros; no encontró la medida exacta y, lo que pudo haber sido un triunfo en toda regla, quedó en la nada. Buenos muletazos aislados puesto que, como explico, tiene condiciones como torero, pero no resultó ser capaz y, lo pagará muy caro; tan caro como la indiferencia de los empresarios que, para los toreros, sin lugar a dudas, es su más cruel calvario. Siempre enfatizo en lo duro que es ser torero; me atrevería a decir que es la profesión más difícil del mundo. Siempre hay condicionantes como el de hoy en que, por ejemplo, para Luís Vilches, un muchacho que ha demostrado sus condiciones en varias ocasiones y que, ahora, el día de la verdad, se tuerce todo y mueren sus ilusiones.
Hablaba con anterioridad de la mentalización de los toreros y, con toda seguridad, Javier Valverde, era el más enfatizado en el tema. Craso error puesto que, pensar que vas a la guerra y, en definitiva, te dejan en una playa caribeña llena de mulatas despampanantes. ¿Qué hacer, justamente con el traje de guerra, el fusil, las bombas….? Todo eso le ocurrió a este chico que, sabedor de sus limitaciones, cuando ha ido a la guerra, ciertamente, no ha desentonado, digámoslo así de claro. Pero hoy era el día clave; la corrida ideal y, su toreo, se ha perdido en el mar de las dudas, las voluntades y los deseos inconcretos. Seguramente, si otro día vuelve a Madrid, mucho me temo que, jamás será con una corrida como la presente. Que analice el asunto puesto que, el tema, tiene mucha importancia.
Fernando Cruz ha querido inmolarse con sus enemigos y, no era eso lo que sus toros le reclamaban. Varias cogidas no daban la medida de lo que en verdad podía y debería haber hecho. Quizás que, el chico, imberbe para estos pagos, se ha precipitado con su presentación en Madrid y, dos tardes con absoluto silencio, le pesarán como una losa de mármol de Carrara. Una pena, como tantas las que hemos visto en Madrid, pero es lo que hay. Al respecto de este esforzado muchacho, nadie le dirá aquello que no es; como otros tantos, así lo estimo, su lección, debería de servirle para labrarse un futuro mejor.
