Llegó el día 29 de Mayo, y con él el NO rotundo de Francia, de los franceses, a la llamada Constitución europea. Ni tengo alegría ni tristeza, pues lo que tengo, mucho más allá de lo que dicen otros, son las ideas muy claras. Ya que no fui apoyado mayoritariamente en España, debido al poco reflexivo pueblo español, me he recuperado ahora con el más que interesado pueblo francés.

Ya lo ven, para qué servía ser el primero en decir esta boca es mía en Europa; pues para que te la tapen y cuanto antes mejor. El próximo miércoles, Holanda dirá lo mismo, según todas las previsiones, y nosotros  empezaremos a estar en donde nuestro presidente Zapatero quiere: en la nada internacionalmente. Con un poco de suerte el monarca marroquí se nos hace una “constitución del estrecho” y como nuestro presidente es muy “amplio”, pues nos meterá en ella. El caso es ir contracorriente.

Que la política internacional de nuestro gobierno es un desatino, da buena cuenta la cantidad de sandeces de nuestro Moratinos. No hacen más que cacarear eso del diálogo y no es más que la máscara para estar enfrente de los países que avanzan. Francia y Alemania van más para atrás que para adelante y ahí llega el salvador Zapatero y les da la puntilla a los dos. Como estamos en San Isidro debe tener alma de puntillero. En los Estados Unidos la apuesta fue clara por el perdedor y ahí estamos mejorando, naturalmente para consolarse un poco con alguien que te comprenda, con el Castro y el Chavez que son antiamericanos hasta durmiendo. Pero como aplauden a Zapatero, pues risitas y prebendas para ellos. El malo era Blair, por ser amigo de Aznar y es el único, oh casualidad, que consigue continuar. Con políticas de enfrentamiento con el pasado solo te puede suceder que te quedes como nos quedamos: con el culo al aire.

Hoy, cuando está tocada la famosísima Constitución Europea, a la que yo expresamente no apoyé, los demócratas como un tal “Pepiño Blanco” dicen que habrá que repetirla cuando los ánimos estén serenos. Más serenos teníamos que haber estado el 14M y ese mismo Pepiño no apeló a la misma repetición. Nada hay como pronunciarse interesadamente con todo y mientras haya gente que no tire de hemeroteca, les irá bien; pero una actitud tan partidista e interesada, más temprano que tarde, saldrá al exterior y todos lo podrán ver.   

Volviendo al no francés, recupero una frase de un artículo que hice tiempo atrás “nadie exige que seamos los primeros en dar la cara, cuando quienes de verdad lo han hecho -la constitución- a su modo y manera son Alemania, y principalmente Francia”.  Y añadía: “¿Qué pasaría si en esas naciones después sus ciudadanos lo rechazaran mayoritariamente?. ¿Qué pasaría?. ¿Tendría más fuerza lo que hubiéramos dicho nosotros o nos dejarían con “el culo al aire” a nosotros y a nuestro amable presidente?. La historia está llena de estas situaciones: lo que a Francia interesa, lo impone al mundo; lo que no les interesa, también trata de imponerlo. Aquí no vamos a hacer un repaso a la historia, pero esa es la realidad.”

Ahora, el padre de esa constitución, un tal Giscard, les dice a los franceses, con todo el morro, que por votar que no se pierde el tener más del treinta por ciento de decisión y que se quedan con menos de la mitad en el tratado de Niza en vigor . Eso que no soltaba el cabezón de Aznar y que tantas facilidades dio Zapatero, era la perla del geta francés Giscard. Con los franceses, en política, no se puede estar. La historia está llena de casos en los que queda constancia de que van solo a lo suyo. Y nuestro presidente venga a decir que son el centro de Europa. Por ese centro, precisamente, es por donde nos han dado y nos darán a nosotros si no somos firmes en cualquier negociación. De qué le sirve reír a nuestro presidente; a Francia hay que darle donde le duela más: dura negociación y veto. De lo contrario, siempre te darán...

La madurez del pueblo español no se mide por el seguidismo de nuestro gobierno; justamente del que se acusó al anterior ejecutivo. La madurez se mide por la independencia en las decisiones, la firmeza en las negociaciones y solo sonreír al final. No se si esto lo entenderá el presidente español, pero mientras lo termina de entender, alemanes, franceses, catalanes, vascos, batasunos... siguen con él jugando mientras él sonríe sin parar. La imagen de España, antes tendría el gesto hosco, pero había países que nos llegaban, incluso, a respetar y temer en nuestras decisiones; ahora nadie la podía representar mejor: da risa. Y si no da la talla del todo, sus socios catalanes se dan una vuelta por cualquier lugar, sea China o Israel, y lo terminan de pulir. Luego, como niños, les toca pedir disculpas.

De momento, la Constitución va ser que no. Todos aquellos que votaron que sí, pueden volver a leer los artículos que antes de pronunciarse España escribí. Yo lo sigo manteniendo y tú?. Tú... puede que lo mantengas, pero te harán caso los demás?. Los franceses queridos, no se han logrado contagiar de aquél cantado triunfo del sí español. Y faltan más por llegar. Éramos los primeros, a mayor gloria de Zapatero, todo puede ser que seamos los únicos. Toca reflexión para el seducido votante español.