Así como lo leen, una corrida de las llamadas comercial se lidió hoy en Madrid. No tiene de extraño nada, salvo que la divisa y el hierro era Guardiola. Como todos conocen, una corrida comercial es aquella que saca toros para torear, flojos a poder ser y que no den una mala cornada. Pues eso salió por chiqueros y nadie lo aprovechó.
Tres matadores jóvenes tuvieron en sus manos esos animales, unos más nobles que otros, otros flojos más que los demás y que solían llegar a la muleta con ganas de que alguien les diera fiesta. Pero de eso hubo muy poco en la tarde hoy. Y no es que no hubiera disposición, pero se careció de los recursos necesarios para lucir toreando las bondadosas embestidas que tenían los toros que había enfrente.
El mejor librado, Luis Vilches, que fue ovacionado, atesora buen gusto y sabe torear, pero no supo aprovechar las embestidas que tuvo el cuarto y que le podían haber puesto a circular. Cierto que el toro terminó algo aplomado, pero Vilches careció de recursos para alegrar sus embestidas. Pecó de excesiva corrección y frialdad, faltándole la misma codicia que ya le faltaba al toro. Este toro, “Ventoso”, fuertemente ovacionado en el arrastre, hizo un buen tercio de varas, arrancándose alegre a los caballos, derribando dos veces y todos nos quedamos con las ganas de verle entrar una tercera vez. La afición del Sr. Gómez lo impidió. En la muleta fue a menos, como decimos, pero ya había ofrecido embestidas para triunfar. Su matador consiguió buenos muletazos pero sin la unidad necesaria para calentar el ambiente.
En el primero, al que recibió con buenos lances, de mucho gusto pero con el paso atrás, poco se podía hacer, ya que el inválido animal quedó en el ruedo en una más que dudosa intervención de D. César Gómez que presidía hoy. Cierto que luego devolvió dos seguidos, 6º y 6º bis, por su absoluta invalidez para la lidia y con ello se reconcilió un poco con la afición mosqueada. Digo un poco, pues también era inválido el 6º tris, y lo mantuvo en el ruedo. Aún así, creemos que se ha dado un paso importante para devolver animales inválidos, dando trabajo a Florito que lo cumple a la perfección.
Javier Valverde ha pecado de mentalización. Se creía que venía a la guerra y resulta que le ponen delante de una corrida comercial. Su primero, flojísimo, se queda sin picar, simulándole la suerte de varas. Y a su dulce y suave embestir le aplica la técnica del valor espartano: encimista para asustar a la gente. Como esa no era la solución, ni se acopla ni la gente termina por aceptar esa forma de actuar, dividiéndose al final. De igual modo, aplica la técnica al encastado quinto, que también había derribado al picador de puerta y muletea de más a menos; mientras el toro se crece codicioso el torero se muestra plomizo y encimista otra vez. Dos toros desaprovechados y que le podían haber dado un buen empujón en su carrera. Cuestión de mentalización. No era la guerra, sino el toreo lo que pedían los astados.
Finalmente, Fernando Cruz, en su segunda y sorprendente comparecencia en el ciclo sin trayectoria que lo justificara, ha vuelto a pasar apuros en sus toros. Afligido y desconfiado se ha mostrado con “Tontito” (vaya nombre de toro ¿no les parece de corrida comercial?) y hasta el noblote animal ha terminado aprendiendo y poniéndole en apuros. En el sexto tris un, flojo y luego incierto cuando desarrolló sentido, toro de Astolfi ha querido enmendar la plana a base de temeridad pero sin recursos. Justo cuando yo escribía en mis notas “se la jugó para acreditar sus ganas, cuando lo que hacía falta era destreza y capacidad” fue volteado varias veces sin que por suerte fuera calado por el toro. No creemos que esté preparado suficientemente para haber estado en esta feria, pero lo que es peor es que siga creyendo que se puede seguir tentando a la suerte cuando se le ve desconfiado y falto de seguridad. Con el máximo respeto, toca reflexionar.
Una voz en la tarde se oyó que decía: “el día que los toros hablen y se quejen de qué toreros les ha tocao, tendrán razón”. Efectivamente, estos toros de Guardiola Fantoni lidiados hoy, podrían decirlo perfectamente. Criarse como corrida comercial y caer en manos de estilista frío, torero aguerrido y otro desconfiado, no ha sido la mejor suerte para las reses.