Felicitaciones, ante todo, al maestro César Rincón que la semana pasada salió por sexta vez en su vida por la puerta grande de Madrid. La faena del maestro a su primer toro (Alcurrucén) fue magnífica en fondo y forma. Sobrada de ganas, de valor exagerado, plena de técnica y preciosa en estética. Los jóvenes toreros deberían ver con frecuencia la grabación de esa faena y de la que cuajó a su segundo toro. Arte del toreo para la historia y para la eternidad. También aviso para navegantes: el triunfo se consigue con ganas, valor y sabiduría. Esta última la posee el maestro por antigüedad, las anteriores aún no se han visto en casi ninguna de las jóvenes promesas del toreo que han desfilado por Madrid y ambas son imprescindibles para poder ser alguien en esta profesión.
Enhorabuena, muy sincera, a otro maestro, éste de Camas (Sevilla). Paco Camino recibirá la medalla de Oro al Mérito de las bellas artes, por decisión del Consejo de Ministros. Desde mi punto de vista, todos los reconocimientos al maestro Camino son pocos. Este premio fue concedido, en años anteriores, a otros toreros como Antoñete, Rafael de Paula, Manolo Vázquez, Angel Luis Bienvenida y Juan Antonio Ruiz Espartaco. El Consejo de Ministros continúa considerando el toreo como arte. Tal y como van las cosas, gestos como éste son de agradecer.
Por otro lado, una ministra española, en este caso la de cultura, defendía días atrás el arte del toreo en declaraciones en radio. Arremetía contra los antitaurinos que tachan de “asesinos” a aquellos que apoyan la fiesta. Cada persona, decía la ministra, tiene derecho a decantarse por la manifestación cultural que crea oportuna y a exigir ser respetado en ese derecho. La ministra llegó a admitir que la fiesta taurina podría pertenecer a su ministerio. Esto sucedía pocos días después de que se publicara en esta columna un artículo al respecto titulado “Fundaciones, Ministerios y Secretarías de Estado”. En él yo disertaba sobre la necesidad de llevar la fiesta al Ministerio de Cultura. Luego, las declaraciones de la ministra me convencieron de la posibilidad de que esto sucediera. No obstante, un amigo mío, espectador ocasional del toreo, me abría los ojos: ¿Qué se pedirá a cambio de incluir la fiesta en Cultura? Quizás, decía él, la eliminación del dolor del animal y en consecuencia la eliminación de las suertes. A mi modo de ver no es posible eliminar las suertes sin rebajar el trapío de los animales ¿Qué sería la fiesta sin sangre y con menos trapío en el toro? Debemos tener cuidado, no sea que el cambio de ministerio (si es que llega) convierta la fiesta en una mojiganga.
Siguiendo con el tema de la Administración Pública y el toreo, mi estancia en Andalucía hace dos semanas me permitió ver el programa de divulgación taurina de Canal Sur (televisión autonómica andaluza). “Toros para Todos” es un programa de emisión semanal, dinámico, alegre, didáctico. Los reportajes son frescos y ágiles, de ritmo actualizado y la presentación amena y agradable. El nombre del programa coincide con la idea y así se rompe esa seriedad típica del espacio taurino televisivo; hay que llegar a todos los públicos. Como contrapunto sirva la nueva edición de Tendido Cero, en la televisión pública española, que los aficionados americanos pueden ver en el Canal Internacional. El programa es soso, rígido, forzado e incluso aburrido. La presentación estricta, los reportajes monótonos, las entrevistas muy encorsetadas y la cabecera recuerda a un matadero, con tanto color rojo. El espacio se dirige únicamente a aficionados y así no hay manera de acercar nuevos públicos a la fiesta, que es la idea que persigue la difusión ¿Por qué el ente público español no se plantea un programa taurino acorde a los tiempos y a los públicos televidentes? La realización audiovisual también se incluye dentro de las materias de las bellas artes.