Y llegó el día de la Corrida de la Prensa... tan esperado, por el regreso al monumental coso venteño del inmenso torero de Colombia... de América... ¡del mundo!... César Rincón.A tan importante festejo acudió el Rey de España, Juan Carlos de Borbón, y su Majestad, junto a todos los que estuvimos presentes... ha y hemos gustado de dos lecciones magistrales del toreo eterno... de la grandeza del toreo... de uno de los actos más sublimes escritos en el redondel de la plaza más importante del mundo.
La gloria taurina
César Rincón hacía apenas 2 años que había superado el umbral de la muerte, tras luchar heroicamente, contra una de las enfermedades más graves que se pueden tener... hepatitis C, la enfrentó y le ganó; y que tan grande es este inmenso torero, que habiendo conquistado la fama... teniendo todos los reconocimientos que como torero se pueden tener... una vida resuelta en lo económico, llegó este año a la Monumental Plaza de Las Ventas... a San Isidro... y del umbral de la muerte... llegó y abrió la Puerta Grande... la gloria taurina.
El pasado 18 de mayo había sumado su sexta Puerta Grande... y esperábamos la séptima, pero... el señor presidente José Manuel Sánchez, decidió cerrársela, y eso... se reprueba.
¿Tenía argumentos César El Grande para tan importante cometido?
¡Por supuesto que sí!
Con su primero... un toro de Vellosillo, le ha recibido con unas poderosos verónicas, plenas de cadencia que fueron un lienzo por su belleza, de pronto tropezó y cayó peligrosamente César en la arena, ¡y el toro hizo por él!, por fortuna sin consecuencias. Maltrecho se levantó de la paliza, pero eso no fue ningún impedimento para continuar como si viniera buscando un puesto en el escalafón.
Tras un prólogo para dar planteamiento a su faena... para delimitar el tiempo y el espacio hacía donde tenía que ir la faena, comenzaron a sumarse hermosos trazos con la diestra, en donde el poder que domeñaba y el aguante que esperaba, daban el apoyo necesario para que una rica arquitectura compusiera imponentes escenas, que estremecieron los conmovidos corazones.
La tercera serie has sido tan intensa que nos dejó sin aliento.
Y por el lado natural, se fue imponiendo uno a uno hasta construir una serie de extraordinario mérito. Citó a matar y dejó una estocada tendida, la petición entonces fue suficiente para que el señor presidente ordenara entregar una oreja... pero no ocurrió así, y todo quedó en la vuelta triunfal.
Salió su peligrosísimo segundo de Jandilla. El maestro César le fue conociendo con la capa, siguió atento el tercio de banderillas mientras Gustavo Adolfo García... “El Jeringa”, ponía dos soberbios pares que le valieron desmonterarse en el tercio; y cuando llegó el tiempo de su creación con la tela roja, César con poderosos pases por abajo, lo fue llevando a los medios y ahí le dejó.
Se alejó del toro, le dio respiro... sitio y entonces de largo la mano derecha citó al de Jandilla y este acudió. El egregio torero le esperó aguantando con gallardía la embestida y entonces le obligó a acudir en una serie que fue imponente.
Hubo otra más... también citando de largo obligando al toro a sentir su poder y mando, pero... con la magia del temple que hizo suceder –como ocurrió en sus dos faenas esta tarde- momentos de intensa tauromaquia, que se convirtieron en infinidad de esculturas, y cuando César iba a rematar cayó en la arena librándose de las peligrosas astas. Se levantó sin verse la ropa y siguió su magistral lección de bien torear.
Más en cortó prosiguió con la diestra... dando tiempo y con esto su aire al toro, para no atosigarlo y así continuara embistiendo, y así ocurrió, ha sido un festín de poderío, temple y cadencia, lo que apareció en el ruedo que enloqueció a todo los asiduos concurrentes.
Por el lado natural en donde no se dejaba mucho el toro... César le extrajo una serie en donde pasaron lista de presente, dos tan largos como de Madrid a Bogotá y tan profundos como el Atlántico mismo, entonces los espíritus de los diletantes taurinos, estaban envueltos en la poderosa magia del torero, quien rubricó su seria obra de arte taurino, con una entera que de inmediato hizo sucumbir al astado.
Se pidieron dos orejas... el presidente, dio una... le cerró la Puerta Grande, pero no la de la inmortalidad, porque César ya está más allá del bien y del mal.
En este contexto... no pudieron existir ni el confirmante (que no confirmó mucho o más bien nada) Miguel Ángel Perera ni mucho menos Matías (Mati) Tejela. Se vieron reducidos a la nada, y ellos no hicieron nada por reivindicarse, a pesar de que a sus toros había que poderles, sólo requerían entrega y voluntad, sitio y oficio, además de una actitud que no hiciera parecerles “maestritos”.
¡Vaya dos lecciones magistrales!
Apenas y mi avasallado espíritu -lo debo confesar- pudo contener la emoción, los ojos se humedecieron como también le sucedió a casi todos los que tuvimos la suerte de ser testigos de tan importante hecho taurino.
¡Dios salve a César!... ¡y por muchos años!