Debía estar escrito en algún lugar y por ello se volvieron a encontrar. Un día más, como el domingo, Sebastián Castella y el presidente, D. César Gómez, se entrecruzaron en su camino y casi con igual resultado. Castella, su gente, sus partidarios, dirán que les ha robado muchas cosas en dos días, pero seguro habrá quien crea que más bien les ha regalado algunas. Lo cierto es que el destino los volvió a poner juntos en un mismo lugar para que la historia, que recién ahora comienza para este torero francés, tenga un nombre en su recuerdo, se llama César Gómez y ejerce de presidente en la plaza de Las Ventas de Madrid.
El pasado domingo, como recordarán nuestros lectores, Castella tuvo igual premio que hoy, oreja y vuelta al ruedo. A diferencia de esta tarde, los trofeos se solicitaron por una mayoría más amplia que hoy. También es cierto que los méritos fueron mayores. Todos los medios, incluido Opinionytoros, reflejaron que le había negado la oreja del segundo cuando existía más petición que en el que la concedió. Pues bien, con aquella negativa, le birló la puerta grande que por petición había logrado. Se dijo, que el Sr. Gómez, valoró que la segunda le sacaría por la puerta grande y eso le pareció excesivo. Criterio que se podrá compartir pero que en absoluto puede determinarse de esa manera. Si hay petición hay que concederla y en paz.
Otra cuestión es que ¿para cuándo el regular que para salir por la puerta grande en Madrid se necesite cortar dos orejas en el mismo toro?. Eso permitiría que el presidente pudiera otorgar o negar ese premio, utilizando su criterio en mayor amplitud, y evitando dejarlo al albur de las peticiones triunfalistas. ¿Para cuándo? ¿Dónde hay que firmar?. Se evitarían esas salidas, que más que salidas triunfantes parecen, a veces, salidas de tono. Un tema que es urgente regular. Mucho más sencillo que las bodas gays y eso está ya muy adelantado.
Hoy el Sr. Gómez, con mala conciencia por lo del domingo, ha utilizado otro rasero más beneficioso para el torero. A nuestro juicio no se puede quejar Castella. Su actuación, siendo entregada y emotiva, no ha llegado al nivel del otro día, ni los toros que ha tenido enfrente le han presentado las mismas dificultades. De ahí que al término de sus faenas, las peticiones hayan sido minoritarias. El Sr. Gómez, como los malos árbitros ha querido compensar el fallo del otro día; y por hacerlo ha cometido otro mayor: conceder la oreja de su primer toro con una petición minoritaria. No es de extrañar que haya sido ruidosamente protestada por una parte del público.
En su segundo, nuevamente se planteó la cuestión. Petición idéntica que en el anterior, pero al Sr. Gómez le ha debido parecer un exceso, otra vez, el otorgarla sabiendo que eso le reportaría salir por la puerta grande. Dicho con absoluta honestidad, la actuación ha sido menos compacta y meritoria que la del domingo. Luego no había razón para ese excesivo premio. Pero, aquí viene la discrepancia con la discutible ecuanimidad de Don César Gómez. Este presidente suele ser discutido casi siempre, pues utiliza criterios que discrepan entre sí. Suele hacerlo de mal humor y como si fuera un “tomar para que os calléis”. Así, cuando le ha dado la oreja ya habían arrancado las mulillas el arrastre del toro. ¿No habría tenido tiempo de decidir antes o todo era producto de una rabieta además de su mala conciencia por lo del domingo?. Modérese Sr. Gómez que todavía quedan días y habrá mucho que juzgar y presidir.
Mal, como siempre en Madrid, Dávila Miura, quien parece que no sirve para esto o que se le forma una empanada y no da pie con bola en este ruedo. Lo cierto es que ante tales actuaciones, no se justifica que venga, además dos tardes, a Madrid. Sitios hay donde le quieren, Pamplona por ejemplo, y no debe de pasar este calvario ni hacérselo pasar a la afición de Madrid. Por si fuera poco, con la espada ha dado un mitin de mucho cuidado que ha obligado a la gente a pitarle con fuerza al término de su segundo toro.
Había la quinta confirmación de esos jóvenes que se iban a comer el mundo y que iban a poner esto boca abajo. Pues no ha sido así. El colombiano, Luis Bolívar, no es que haya estado mal, sino que ha estado muy ausente y muy lejos de lo que fue capaz de hacer aquí de novillero. Sin ideas y sin transmitir ese coraje que debe verse a quien quiere subir peldaños en esta profesión. Es uno más, pero da que pensar. Vaya, vaya con la juventud; qué conformidad y qué poco espíritu para cambiar el escalafón,. De este modo, Ponce y El Juli no solo van cómodos, sino que a sabiendas de que los tienen que contratar en todas las ferias para que aparezcan nombres de relumbrón, se seguirán paseando por ahí. Eso sí, con permiso de El Cid y Rincón, si es que son capaces de mantener el nivel de la pasada semana. Por nuestro bien, que así sea.
De las cuadrillas, destacó Joselito Rus con los palos, recibiendo una ovación en el cuarto.