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S.I.02 - QUIEN DA TODO LO QUE TIENE... |
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No es casual que a El Fandi se le haya ovacionado con fuerza en Madrid. En sus dos actuaciones ha puesto encima de la mesa -perdón, en el ruedo- todas sus cartas; una disposición tan diferente, por inusual, que ha calado en los aficionados como en los espectadores. No es casual que ese público de Madrid, haya celebrado con gozo como un torero se presenta en su plaza para, sin grandes alharacas, dar rienda suelta a su vocación de un lado, y su apasionada entrega por otro. De lo uno y de lo otro, un recital. Para que nada quede en el tintero, digamos enseguida que en el manejo con la espada, también un recital. No podemos decir igual de sus dos compañeros de cartel. Tanto Pepín Liria como José Luis Moreno, anduvieron por la plaza a la deriva y sin ningún atisbo de enderezar el rumbo. No se puede venir a Madrid sin ánimo de entrega. Es el mínimo que exige esta plaza. Naturalmente, después del toro. Para los toreros dispuestos, sin embargo, siempre se abre de par en par el corazón de la afición de Madrid. Cuando otros la denostan, no solo injustamente, sino de forma torticera y tergiversada, no sólo faltan a la verdad, sino que escupen sobre la cara y dignidad de los toreros, que como El Fandi, no pueden decir lo mismo. No hay vara de medir, ni censura que realizar, cuando toro y torero enfrentan en buena lid sus argumentos. A partir de ahí, la calidad e inspiración del torero tendrá su lugar, pero antes han de aparecer, de forma nítida, la disposición, la entrega y la verdad. Si se reúnen las tres, el pasaporte que concede el aficionado viene a durar el tiempo que dura la lidia del toro. No ha lugar a molestar, como dicen los malintencionados voceros y los toreros incapaces de asumir en plenitud su compromiso de actuar, si el desarrollo es pleno de entrega y de variedad. Cuando se viene a cumplir el trámite de la primera plaza del mundo, suele ocurrir, que con razón, su afición diga que de trámite, nada y de fraude, mucho menos. Esa es la diferencia sustancial. Si por el contrario, se está en los quites, -no te quitas- se ponen pares de banderillas a cual más emotivo y diferente, -cuidado, que no decimos que todos se ejecuten bien o perfectos- se comienzan y terminan las faenas ofreciendo la muleta en rectitud, -tampoco es necesaria la máxima profundidad o un sello de empaque especial- cuando se intenta matar al toro por arriba; cuando todas estas cosas, que por normales se deberían dar siempre, se dan, cuentas con un montón de amigos en Madrid. Siendo tan sencillo, la mayoría se suelen perder en poner a parir al aficionado de Madrid. Si esas energías y pasión la pusieran delante del toro, de verdad, otro gallo les cantaría. Porque El Fandi es así o, será por haberlo sido en Madrid, con todos los defectos que tiene o pueda tener, en esta como en su anterior actuación se ha ganado el respeto de todos los espectadores, en justa reciprocidad al respeto que él ha mostrado por todos los asistentes. Si no es el mejor, es igual. Si su capacidad artística tiene límites, -en su primero movió la muleta primorosamente- no es lo más importante. Pero si su corazón le late con la fuerza y la responsabilidad de saber que es torero, que lo quiere ser y que está en Madrid, hay que aplicarle el refrán: QUIEN DA TODO LO QUE TIENE, NO ESTA OBLIGADO A DAR MAS.
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