Llegó con todo su prestigio mundial, el maestro Mario Vargas Llosa... a la Monumental Plaza de Las Ventas; y llegó con el explícito fin de dar su total apoyo a la Fiesta Taurina... no sólo de Barcelona, en donde está siendo absurdamente atacada y por eso todos debemos de estar con su afición; sino a todo lo que este legendario espectáculo representa en la tradición de España y de su herencia hacia Hispanoamérica.Llegó para que muchos intelectuales y artistas, de primerísimo orden como él, se quiten sus ataduras y den ese paso adelante, en favor de una tradición que es una de las más ricas tradiciones de la cultura popular, y de la que ellos son fieles seguidores.
Y fue a la fecha más emblemática de la Feria de San Isidro... justamente la del santo patrono de Madrid, en donde se había completado uno de los carteles de mayor atractivo del serial isidril... Julián López El Juli, primera figura del mundo taurino, y los tan jóvenes como Julián; César Jiménez -quien confirmó- y Matías Tejela. Dos toreros, que a pesar de ser una importante promesa... no han consolidado su carrera, en la categoría que ahora mismo detenta el señor Juli.
Pero... ¡Oh... desilusión!
Se presentó el señor Juli... y comenzaron los problemas desde antes del reconocimiento, porque, según se dijo, más de una decena de toros se quedaron esperando en la ganadería de Joselito por su falta de trapío; y cuatro de los que envió tuvieron que ser devueltos por impresentables.
Así que acabaron saliendo por la puerta de toriles el primero de José Miguel Arroyo Joselito; segundo, tercero y cuarto de Enrique Martín Arranz; mientras que quinto y sexto ha sido de la ganadería de Sorando... todos han sido impresentables por su poca presencia, mansos, descastados, flojos, sosos y deslucidos, y sólo recibieron un pellizco en el tercio de varas. Pero lo que más se reprueba, es que curiosamente lo más chico... si cabe en todo lo absurdo, han sido los de la actual primera figura del toreo... Julián López El Juli.
Quienes le hemos visto en México... no nos extraña, ya se sabe que a pesar de que la administración de Julián pregone que enfrentará al auténtico toro íntegro, esto... esto sólo ocurre en contadas ocasiones, y es más una aspiración que una realidad, allí están las grabaciones que demuestran el hecho.
Pero lo que no se puede ya admitir, es que a Julián se le apruebe el lote todavía más insignificante de pequeñajos, para salir a no hacer nada... bueno a dar una serie de vulgares trapazos sin ton ni son, que acabaron aburriendo a los bondadosos asistentes que llenaron el monumental coso venteño.
Público que acudió con la esperanza de ver una gran corrida, y acabó decepcionado por la indiferencia de un torero que puede dar mucho, y no quiso dar nada, tal vez... como según dijeron muchos, en aras de un absoluto desprecio.
Muy mal señor Juli, usted se debe al público, y el público no le debe nada. Porque es el que le ha otorgado el lugar que ahora usted disfruta; sí, no se deja de reconocer que usted ha hecho un loable esfuerzo, pero el público no le ha fallado como usted sí lo ha hecho.
Por otra parte, una primerísima figura del mundo cultural, fue apoyar a la fiesta y usted ni estuvo a la altura del respetable ni del respeto que se merece el maestro Vargas Llosa ni, incluso, de usted mismo.
Pero... por esa tesitura, la de “maestritos”, anduvieron sus alternantes, primero, César Jiménez quien confirmó su alternativa tras 3 años de haberla conseguido. Y quizá lo que más dejó, fue el intento de un quite en el segundo burel del señor Juli. Intento... porque no concretó en su plenitud el Quite de Oro invención del mexicano Pepe Ortiz.
Y así también estuvo Matías Tejela.
Que fueron mansos, descastados... sosos y deslucidos sus animalitos.. sí, pero eso no es ningún impedimento para demostrar que son toreros con serias posibilidades de llegar a figurar en primer plano.
¡Vaya con Jiménez y Tejela! ¡Qué aburrición! ¡Qué falta de vergüenza profesional! ¡Qué falta de ambición! ¡Qué falta de seriedad! ¡Qué falta de respeto al público!
Un día antes... con peligrosísimos marrajos que se quedaban cortos y trataban de herir a sus toreros, habían dado una extraordinaria lección de pundonor, de honestidad, de grandeza y de respeto... Serafín Marín y Javier Valverde; y este 15 de mayo, estos señoritos han decepcionado, y no creo que muchos les quieran volver a ver.
Fallaron los tres, pero en esa falta se llevan... ¡el repruebo de todos!