Ayer mañana, cuando todavía no había empezado la feria de Madrid, me atreví en pronosticar el resultado de la primera corrida de la feria y, de forma desdichada, tanto para mí como para la propia afición, acerté de lleno. Ensalzaba yo los valores de la terna que, cada cual, a su modo y manera, merecían todo el respeto del mundo al enfrentarse a una corrida como la anunciada de José Escolar que, lamentablemente, no ha aportado gloria alguna a la fiesta.
La terna, como digo en el titular, tres valientes en el redondel que, a la sazón, no eran otros que, El Fundi, López Cháves y Gómez Escorial; tres hombres plenos de ilusiones que, el ganado, se ha encargado de dejarles donde estaban. ¿Pudieron hacer más? Quizás se pregunte alguien. Seguro que no. Digamos que, si se me permite, el que más desprecio le dio a la vida era Domingo López Chaves que, en un arranque de valentía, estremeció a la plaza de Madrid. No era para menos. Si en las pantallas estábamos emocionados ante su quehacer, en vivo, ha debido ser admirable, hasta el punto de que, el torero de Salamanca, se ha llevado una fortísima ovación.
Había ambiente de gala; miles de auténticos aficionados que, en esta primera cita, han abarrotado el coso de Madrid que, sin los del clavel, han dado la medida de su verdadera afición y, ante todo, del respeto enorme con el que se ha tratado a tres valientes que se jugaban la vida. Estaba claro, como yo dije ayer que, todo pasaría como yo vaticiné; rogaba yo que los toreros salieran ilesos y, Gómez Escorial, que no se ha librado de la cogida, ha salido por su propio pie porque Dios ha sido generoso con el torero. Momento espeluznante que, pudo haber tenido consecuencias dramáticas.
La corrida, como yo presumía, -vaya desdicha la mía- salió correosa, incierta, difícil e ilidiable y, para colmo, con apenas fuerzas; unos más blandos que otros pero, ¿qué queda de esta ganadería legendaria? Ni la estampa. Tremendo, pero cierto. Mala cosa para un revistero, como podría ser mi caso que, veinticuatro horas antes de la corrida se atreva en hacer la crónica y que todos los pronósticos se hayan cumplido. Eso no quiere decir que yo sea adivino; quiere decir que, ciertos espectáculos, es muy fácil pronosticarlos, como por ejemplo que el Osasuna eliminará al Atlético de Madrid de la Copa del Rey. Y, como explico – ahí está mi crónica antes del festejo- acerté de lleno. Mal comenzamos cuando, como se ha demostrado, adivinamos el futuro.
Los aficionados, al final del festejo de la soporífera corrida plagado de ayees y gestos de desesperación por parte de sus lidiadores que, por culpa de los toros, han quedado donde estaban, es decir, en situación de espera. El público de Madrid les despidió con una soberana ovación. Era, como todo el mundo pudo ver, una corrida a la antigua pero con lidiadores modernos. Algunos toros, por su flojera terrible, tenían que haber sido devueltos y, el presidente, se hizo el sueco. Sus razones tendría pero, la bronca no se la quitó nadie. Claro que, lo triste y lamentable es ver que los toros de José Escolar, otrora fibrosos, musculosos y con todas las fuerzas del mundo, algunos, en este festejo, se derrumbaran como pelotas de goma. Mal, muy mal hemos empezado.
Mis respetos para El Fundi, Domingo López Chaves y Ángel Gómez Escorial, un triunvirato de valientes que, en esta corrida, bastante hicieron con salir ilesos del trance. No era poca cosa. Recordemos que, Gómez Escorial tuvo al ángel de la guarda a su lado porque, de lo contrario, no se explica nadie como pudo seguir en la plaza tras aquel volteretón espeluznante.
Esta corrida ya es historia. Ellos, los lidiadores, ya han pasado el trago. Lo peor vendrá en el día de hoy que, Fernando Cepeda, un artista donde los haya, tiene que enfrentarse a los toros de Fermín Bohórquez. Menuda papeleta la del diestro de Gines con estos toros jerezanos que, como se sabe, ya no los quiere nadie. Que tenga suerte este torero cabal y artista.
