Me temo que, los toreros, en el fondo tienen alma de tahúres porque, de lo contrario, nadie lo podría comprender. Intento explicarlo; no se si lo conseguiré pero, mi intención, les aseguro que es buena. Los profesionales del juego, es decir, los tahúres, viven a expensas de este menester y, conocimientos al margen, su profesión queda sujeta al azar. Quiere decirse que, los tahúres, sin lugar a dudas, se sientan en la mesa de juego con unos vastos conocimientos sobre la materia a la que abordan y, el resto, como explico, depende de la suerte, del propio azar. Siendo así, ¿habrá algo más parecido entre un torero y un tahúr? Me temo que no. Alguien podría esgrimirme que no se parecen en nada y, hasta lo acepto. Pero, y que nadie lo olvide, las circunstancias que rodean a dichas profesiones se circunscriben, en gran parte y medida, a la suerte. Un profesional del juego conoce las cartas, como el torero conoce el toro y…………en dichos envites se van quedando en camino, toreros y tahúres.
Lo he contado mil veces y no me canso de repetirlo; no sólo hace falta ser profesional de la materia que uno haya consagrado como su profesión. A fin de cuentas, conocimientos al margen, como dice el refrán, suerte que tengas que el saber poco te vale. Si todo dependiera de los verdaderos conocimientos o técnicas, el tahúr, siempre ganaría y, en ocasiones, se marcha cabizbajo de la sala de juegos porque, la fortuna, no quiso aliarse junto a él. En los toros ocurre lo mismo. Son decenas, diría que cientos de hombres que, unos con mejores condiciones que otros, pero todos con la misma ilusión, anhelan llegar a la meta. ¿Cuántos se quedan en el camino? La inmensa mayoría. Está claro que, a tantos, la suerte les ha sido esquiva y, hartos estamos de ver y comprobar que, un torero, por ejemplo, triunfa fuerte en una determinada plaza y, al año siguiente, sin que nadie sepa explicarlo, cuando mayores y fundamentadas eran las esperanzas del triunfador, éste comprueba que ha quedado ausente de dicha feria. ¿Se trata de la suerte? Alguien diría que, la suerte tiene nombres y apellidos; no lo voy a negar, pero ahí están los hechos. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Toreros y tahúres, binomio que se entrelaza porque, como explico, dependen mucho del factor suerte y, de este modo, es muy difícil llegar a la meta propuesta. Posiblemente, algunos dirán que hay que ser perseverante y que, a la suerte, hay que ayudarla, buscarla y, de este modo, encontrarla. Tengo claro que, tahúres y toreros son los hombres más perseverantes del universo; nadie puede compararse a ellos. A la suerte la buscan por toda las esquinas y, mientras a unos les entregan las cartas inadecuadas, para otros, les roban el sagrado derecho de torear en aquella plaza que han triunfado.
En definitiva, como el mundo se mueve a golpes de corazón promovidos por las ilusiones de las criaturas mortales, toreros y tahúres seguirán buscando a la suerte mientras que, nosotros, seguiremos admirándoles, especialmente a los toreros.