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Pla Ventura |
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España |
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21/04/2005 ] |
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Es difícil de entender pero, lamentablemente, es la pura verdad; vivir de forma honrada y actuar en consecuencia, en ocasiones puede llevarte a la ruina y, eso es exactamente lo que le ha pasado al señor Naranjo, presidente de la plaza de toros de Ciudad Real que, por defender al aficionado que paga en taquilla; aficionados y meros viandantes, pero que pagan con dinero del banco de España; por todos ellos, veló con sus acciones el referido presidente y, como los hechos han demostrado, la misma autoridad, se lo ha cargado con la destitución. La historia de esta destitución es muy sencilla; calamitosa y dramática, pero de una sencillez que aplasta. El señor Naranjo, velando por los intereses de los que mantienen el espectáculo, es decir, los que pasamos por taquilla, un tiempo atrás, decidió suspender la corrida que estaba programada en Ciudad Real sencillamente porque, para el evento, habían traído seis bureles inadecuados para dicha plaza; afeitados, pequeños y, en estado lamentable. Ante esta evidencia, el señor presidente, en honor y valor de sus funciones, decide suspender la parodia antes que pasar por la rechifla de contemplar como se le birlaba la cartera al que había pagado. Ciertamente, aunque sea de forma infantil, todos creíamos que, el presidente del festejo era el que velaba por los intereses de los aficionados; y era cierto, como el señor Naranjo nos demostró. Pero, ya hemos visto que, por querer velar por los aficionados, por ser honrado y fiel consigo mismo y con los demás, le han “decapitado”. Este hecho tiene muchas lecturas aunque, la principal, diríamos que única, sería la de preguntarnos quién nos defenderá en lo sucesivo. Me explico. Si la propia autoridad competente ha destituido al que ejercía esta labor a favor de los aficionados, nuestro futuro, seguirá siendo muy negro. Este bochornoso espectáculo de esta destitución viene a demostrar que, hasta los poderes de “arriba” están a favor del taurinismo y las consecuencias del fraude que puedan darnos un día si y otro también. Para que nos hagamos una idea y podamos situarnos con los hechos, lo que ocurrió en Ciudad Real y que el presidente suspendió, es exactamente lo que pasa todos los años el día de San José en Valencia, con la diferencia de que, el presidente de Ciudad Real, con un sentido de la honradez aplastante, decidió velar por los intereses de los aficionados y, los presidentes de Valencia, en vez de suspender la parodia aludida, le hacen al caldo gordo a las figuras, se toman copas con ellos y, todos tan felices; eso sí, los que han pagado, a esos que les parta un rayo. Seguramente, que se haya inmolado por la causa del aficionado un presidente ejemplar como el señor Naranjo, como explico, no solucionará la podredumbre que se cuece dentro del entramado taurino. Pero no es menos cierto que, según me consta, desde distintos medios del planeta, las plumas honradas del toreo, todos, sin distinción, le están cantando su gesta. El presidente Naranjo, advertido por sus superiores, podía haber bajado la “guardia” y acceder a las peticiones que en lo sucesivo le hacían. Pero, sin lugar a dudas a preferido morir de pie, antes que vivir de rodillas; como vive todo el que campea por el mundo del toro ante los poderes mercantiles de los hombres poderosos del negocio taurino. Como al señor Naranjo no lo han podido manipular, para la tarea de presidente del centenario coso de Ciudad Real, ya cuentan con un adepto a la causa, es decir, Angel Alcalde y, de este modo, todos contentos; todos los taurinos, claro. Una vez más, con estupor, comprobamos la podredumbre que se cuece dentro del taurinismo y, solo los grandes eventos donde entendemos pueda estar la verdad, son los que nos hacer ir a los toros; Madrid será una de las causas a las que me refiero, juntamente con todos aquellos espectáculos que, sus gestores, sean capaces de trabajar por la verdad y, ante todo, por la grandeza del aficionado que, sin él – afición y público- nada sería posible y, con toda seguridad, sin la aportación de nosotros, almas cándidas que pasamos por taquilla, jamás cometerían tropelía alguna. Al ver todo esto, Dios mío, me atrevo a pensar y hasta afirmar con toda rotundidad que, los enemigos de la fiesta de los toros no son el bobo de Carod y sus huestes; los grandes enemigos son los que, a diario, se sientan en nuestra misma mesa.
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Alejandro Tellez |
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22/04/2005 |
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lo que paso en ciudad real. al SR. NARANJO. es la cruda realidad, en casi todas las actividades. aqui en mexico, se llama DESAFORAR, y esta de moda, antes le decian MOCHAR, al que no le entra a la tranza, y la vida es asi, ser honesto, muchas veces, no conviene. sin embargo gente como usted, que le da sus creditos al SR. NARANJO, merecen mi respeto. |
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