A este objetivo se prestan muchos en el mundo del toro y en otros mundos diferentes. Tienen como meta alcanzar ese número uno, que transformado en mágico, parece iluminar su camino. Ser los primeros, los números uno, lo es todo y a ello hay que plegarse si uno quiere compartir mesa y mantel.
Craso error. Y de ello dan fe todos los matadores de toros que han sido y son números uno o los primeros del escalafón. Esa es la contradicción. Primero quieren ser los números uno; engañan sus propios principios, su forma de interpretar, sus ideales más íntimos y en cuanto lo logran, dicen que ahora quiero torear para mí, para disfrutar, para mi sentimiento, para... Para, insensato, para. ¿Para quién quieres torear ahora, y para quién toreabas antes, para quién?. Pregunta importante ésta y que no encuentra respuesta adecuada.
Ya se que las respuestas que dan las he citado con antelación, pero para llegar a esas respuestas, antes, me deberían contestar para qué y para quién toreaban antes. Sin ese matiz, de vital importancia, no terminaremos de enterarnos cuáles han sido o fueron sus objetivos en su carrera profesional. Convendrán conmigo, entonces, que en su carrera ha existido, cuanto menos, una gran contradicción. Cierto es, y se explica por sí sola. Lo primero era trincar, con perdón, allá penas si en el trincar arrasaban con todo, incluso con sus convicciones más íntimas.
Si en ese periodo dedicaron, sus mejores afanes, -además de llevarse todo lo que pudieron- a dar gusto a una masa amorfa de espectadores, jaleados por los triunfalistas, que de ese proceder lo ignoran todo, tendremos que colegir que hubo engaño. El citado engaño, a más de afectar a los principios, debería afectar a la reputación y, en su caso, deberían de avergonzarse de proclamar a los cuatro vientos que ahora ya quiero disfrutar toreando. Luego, concluimos, antes no. Paradójico y contradictorio.
Deben de saber que quien así obra, no solo pierde credibilidad, sino que una vez traicionada su verdadera vocación interpretativa, deja la duda, entre los espectadores desprevenidos, de cuán rufián fue durante esa etapa que le permitió ser el primero, el número uno o el número dos. Las cifras, son cifras en cualquier actividad económica o matemática, ejemplo de ello son las distintas marcas olímpicas que es justo superar, pero en tratándose de manifestaciones artísticas, más parece un fraude del que nadie exige reparación.
Casos en el toreo hay muchos y no es necesario nombrar, pues muchos son recientes y de fácil identificación, pero mayor respeto han de merecer aquellos otros que nunca renunciaron a sus formas de interpretar, ni escogieron atajos para después, como almas cándidas, decir que lo que quieren ahora, -llenas las cuentas corrientes- es torear como ellos lo sienten. ¡Menuda cara!; ahora, con el zurrón lleno salen con esas. ¿Y los que no utilizaron perversión ni ventajas, ni atajos y perseveraron en mostrarse tal cual eran, qué premio y reconocimiento obtendrán?. La respuesta a esta pregunta la contestaría cualquier taurino avispado: esto es así. Una vez obtenida la respuesta mágica, ya podemos descansar. Esto es así y para que nos vamos a molestar ni siquiera en mencionarlo.
Pues no crean que es solo en el toreo en donde la gente se apresta a querer ser el número uno. Como si eso fuera el ungüento que todo lo arregla. El proceder de cada cual debe ser acompañado de la claridad de lo que se quiere ser. Aquí en este mismo Portal, se tiene un objetivo marcado inicialmente. No tratamos de llegar a ser los primeros, dado que para serlo habría que medir, sólo numéricamente, las visitas del portal. Aspiramos a algo más: ser identificados como un portal creíble y comprometido con todo cuanto hace, desde el principio, y sin modificación de cada uno de nuestros objetivos.
No pretendemos captar clientela por captar. Ni siquiera nos preocuparemos por ir más despacio ni más deprisa. Simplemente iremos con nuestra señas de identidad, prevaleciendo nuestra opinión y compromiso a cualquier otro tipo de información. Nuestros lectores saben y sabrán qué es lo que van a encontrar en este su portal: variada opinión con independencia total, debates para analizar problemáticas de la Fiesta, entrevistas de largo contenido y, por último, variadas noticias sobre la actualidad y lo que sucede en el día a día. Si esto último hubiera sido lo principal, hubiéramos escogido, desde el principio, ese tipo de colaboradores que nos las sirviera sin compromiso de escribir artículos a fondo con su opinión. Esa fue nuestra elección y eso es lo que verán en nuestro recorrer. Ninguna contradicción a la forma de presentarnos.
Volviendo al tema de los toreros que pasado un tiempo -siempre aquel en el que han logrado situarse y hacerse ricos, que fue lo que eligieron antes de ser como dicen que quieren ser- cambian su proceder, ya hemos dado nuestra sincera opinión. Merece más crédito quién no varió su forma de sentir el toreo, que los que luego, después, reclaman la atención del espectador y del aficionado, pidiendo incluso paciencia, porque ya se quieren realizar.
¡¡Válgame Dios; lo hacen, lo dicen y sin pedir perdón!!.