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María Zaldumbide |
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Ecuador |
[
12/04/2005 ] |
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Quién suscribe ha tenido la suerte de, tras la publicación de sus artículos, de leer siempre comentarios de apoyo a lo escrito, pero; en algún momento tenía que venir el comentario adverso, comentario que se acepta, con la misma humildad que aquellos a favor. Desgraciadamente tendré que contestar al comentarista, llamándolo simplemente con el seudónimo con el que firma, “Pedrete”. El aduce que quién firma es poco conocida en el medio taurino ecuatoriano y, quien firma asevera exactamente lo mismo con respecto al mencionado “Pedrete”. Pero, lo importante aquí, no es discutir que tan conocido o desconocido es el que opina si no, cuánto peso tienen las opiniones vertidas. Tras leer atentamente la protesta firmada por “Pedrete”, quedó totalmente evidenciado que su torero predilecto es Cruz Ordóñez, opción tan respetable como cualquier otra. También quedó perfectamente claro que, leyó el artículo prevenido contra él y, sin la atención requerida puesto que, es justamente a Cruz Ordóñez al que se margina, o casi; del común denominador de los toreros ecuatorianos. Solo para recordarle a “Pedrete”, insertamos aquí el segmento del artículo en el que se menciona a Cruz Ordóñez: “Pero, salvo Cruz Ordóñez y él, (solo cuando se acopla), en la cara del toro les falta plantarse, templar, mandar, ligar; en una palabra, les falta recordar que torear es más que pararse frente al toro y dar muletazos a diestra y siniestra”. Es perfectamente válido que quién ha provocado el presente artículo, considere que Cruz Ordóñez ha toreado como nadie en la plaza Quito. Respeto su opinión, aún si no concuerdo plenamente con ella, la respeto. Aunque ese respeto no me impida sentir que la faena debe ser ligada, con mando y con temple; que una faena no es un buen capotazo por aquí y por allí y, muletazos templados pero desligados, al final. La faena es como una obra musical, tiene que llevar el compás, tiene que estar serenamente ejecutada, con cadencia, concatenando cada movimiento de manera que, sean consecuencia unos de otros. Esa ligazón no siempre se cumple en el torero predilecto de “Pedrete”, si bien es cierto que, como se anotó en el artículo causante del presente; cuando se acopla realmente, hace las cosas bien. Todo lo dicho deja flotando en el aire la vieja frase que dice que, “donde hay dos taurinos hay tres opiniones”. El toreo, al ser arte; es visto con varias miradas; primero, aquella del que lo instrumenta y luego, las muchas que miran lo hecho. Sería interesante que algún empresario del país, se arriesgara a hacer un mano a mano entre Cruz Ordóñez y Guillermo Albán, allí hablarían las faenas, hablarían los capotes y las muletas; hablaría, el arte de torear conforme lo entienda cada matador. |
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Alejandro Tellez |
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12/04/2005 |
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ESTIMAD AMIGA, PONERSE DE ACUERDO , CUANDO SE HABLA DE TOROS, ES DIFICIL, Y SIEMPRE TE VA A SALTAR UNA PULGA CON GANAS DE SANGRARTE, LO MEJOR ES MANTENER LA CALMA, Y SER RESPETUOSOS CON TODO MUNDO, QUE AL FIN Y AL CABO, ESTO SEGUIRA COMO SIEMPRE HA SIDO, EN TOROS RELIGION Y POLITICA, AGUANTAR, AGUANTAR Y AGUANTAR. |
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