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Antolín Castro |
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España |
[
28/06/2003 ] |
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Por casualidad, ayer, encendí el televisor. Por casualidad, también, elegí una cadena que retransmitía un discurso de un político -para más señas, candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Sr. Simancas, del PSOE-. Fue una casualidad ver la firmeza de sus palabras y la determinación con las que las usaba. En nada me recordaban, ni por casualidad, a otros discursos de compañeros más antiguos ante situaciones iguales, e incluso más graves. Será que, en aquellas ocasiones, faltaba la casualidad. Y fue una casualidad que vinieran a mi mente otros pasajes de la historia reciente, donde ni por casualidad un presidente de gobierno, Sr. González, lograba enterarse de nada. Y ante bandas formadas en el propio seno del partido y del gobierno, -hechos juzgados y con sentencias firmes- no había ni siquiera casualidad posible de haberse enterado de nada. La deducción inmediata, y no por casualidad, era que a la vista de la firmeza y determinación del discurso ¡Simancas, Presidente!. Sí, pero del Gobierno español. Y por casualidad, recordé, que un tránsfuga de los de verdad, el Sr. Piñeiro, les permitió a este partido, y no por casualidad, gobernar en la Comunidad de Madrid hace años, despojando al Sr. Ruiz Gallardón del mandato de las urnas. Aquello debió ser una casualidad. Por casualidad, caí en la cuenta de que todos llaman a tránsfugas a Tamayo y Sáez, sin que tan siquiera se hayan ido a ningún lado -a salvo el café que se fueron a tomar el día de elección de la Presidencia de la Mesa de la Asamblea-. A ellos, y no por casualidad, los han echado del PSOE sin escuchar ni nada. En una democracia, que por casualidad defienden, el tener derecho a ser escuchado, es solo en los casos que a la conveniencia interese. Y sin ser escuchados, por casualidad, les llaman basura y despojos. Y la casualidad quiere que así no llamaran nunca ni a los juzgados y condenados. Ni a esos, ni a otros que se hicieron famosos -eso sí por las conspiraciones de los periódicos- por hacer un uso inadecuado, por casualidad, de los fondos reservados. Un día, por casualidad, le dieron minutos y entrada como cabecera en el telediario de la tarde a un tal Julián Sancristóbal, para que se defendiera y les defendiera de las conspiraciones periodísticas y a otros del mismo corte, por casualidad también, los defendían a ultranza. Sólo una casualidad quiso que un día soltaran las lenguas y entonces, ¡oh casualidad!, cuando hicieron de rebeldes y chivatos, se les acabó por casualidad la protección habida. Esa misma casualidad, fue la que debió poner en marcha el Sr. Tamayo cuando visitó por casualidad al Sr. Blanco el día anterior a la elección de la Presidencia de la Mesa, colocándose en el lugar funesto de chivato y rebelde. Casualidad de todas las casualidades fue, que tras los hechos, que no le dejaran hablar ni explicarse. Lo que ha dicho y mantiene de no entregar tanto poder a Izquierda Unida, será por casualidad, no le interesa tratarlo a nadie. Así que tránsfuga por aquí, despojo por allá. Todo, menos el largar del partido. Eso no es casualidad, debe ser causalidad. Y no es casualidad, que existan muchos madrileños que se identifiquen con Tamayo. No por lo de la corrupción de casualidad que le ha salido, sino por lo de entregarse en las manos de IU sin que los madrileños hayan otorgado esa, ni por casualidad, prerrogativa. Si se quiere ir en serio a ese gobierno de izquierdas de todo signo, y no por casualidad, hay que hacer la coalición antes o, al menos, anunciarla con total claridad. Muchos madrileños, yo entre ellos, no he entendido que ese iba a ser el signo del voto y, por tanto, no por casualidad, aborrezco de entregarle a IU mas allá del poder que las urnas les dieron. Es decir, una miseria. No se puede estar siempre jugando con la casualidad para formar gobierno en Baleares con todo bicho viviente, -debe ser que por casualidad, en ese caso, se interpretaba que era el mandato de los electores al dar una mayoría de superprogreso balear-. Por casualidad, obtener alcaldías en Navarra pactando con independentistas o con lo que haga falta. Son las interpretaciones casuales de las urnas. Ahora, se defiende a ultranza, no por casualidad, que los madrileños ya han votado y esos votos han dado una mayoría legítima a la izquierda en Madrid. Faltaría más. Hace unos meses, los mismos personajes, cuando la guerra de Irak, decían que el Gobierno no era legítimo y se les olvidaba, por casualidad, que contaba con los votos por mayoría, y qué mayoría, de las mismas urnas. Y es que hasta las urnas las deben de poner por casualidad. Por lo demás, me parece muy bien el discurso y las intenciones de gobierno, pero que todo ello no sea por casualidad. Cuando escribo no conozco las respuestas y replicas que se puedan suceder, pero supongo que todas van a ser por casualidad. Si dejáramos que las cosas no fueran por casualidad y si lo fueran por otra cosa distinta, también, a la oportunidad, seguramente yo nunca hubiera escrito todo cuanto antecede, el Sr. González hubiera estado enterado de todo, el Sr. Guerra no hubiera permitido a su hermano tener despacho formal, el Sr. Leguina no hubiera traicionado el sentido de los votos un buen día en Madrid, Baleares hubiera sido los últimos cuatro años lo que el pueblo le ha devuelto hoy, etc. El problema, y no por casualidad, es de chivatos, no de mal llamados tránsfugas o supuestos corruptos. Todo eso está por demostrar, lo que si ha habido es rebelión y largar. Ese es, por casualidad, el mayor problema. Si hubieran asistido, hubieran votado, hubiera presidente Simancas y mucha IU en el poder madrileño, ¿alguien cree que aunque fuera por casualidad nos habríamos enterado de ese peazo de corrupción?. Yo, al menos, aunque sea por casualidad, simplemente por casualidad, intento que me publiquen esta reflexión mañanera. |
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