La absurda premiación de Bibliófilos Taurinos de México A.C., quienes inventaron triunfadores en donde no los había intentando lógicamente defender lo indefendible, aparentando ser promotores del engaño y de la empresa, me obliga a hacer un análisis serio de la Temporada Grande.
Escándalos mayúsculos se vivieron principalmente en dos tardes, la del 5 de diciembre en donde los Capeas se burlaron vilmente de la afición de México, y la del 12 de diciembre en la que se devolvieron 4 toros en donde nuevamente Enrique Ponce y Julio Delgado se vieron involucrados al enviar un encierro de ridícula presencia. A todos ellos se les vino el teatro abajo.
Dos despedidas, primero la de Manuel Caballero cortando un rabo, a un animalito con apariencia de novillo, otorgado más por sentimentalismo y trayectoria, que por la faena. Miguel Espinosa Armillita se fue de manera discreta con una orejita inmerecida.
La figura mexicana, Eulalio López Zotoluco, dio la cara en todas sus comparecencias. Algunos premios exagerados, pero en esta ocasión lo que contaron fueron las faenas llenas de poder y maestría.
El Juli tuvo una tarde para el olvido, de fracaso total, en su presentación con los de San Martín, pero supo levantarse y apretar, realizando una faena sublime que rayó en la perfección logrando hasta que público y juez (presidente), se olvidaran de lo sucedido en la suerte de varas para pedir el indulto a Trojano de Montecristo.
Los señores Bibliófilos, “dicen” que la mejor faena fue la de Enrique Ponce al toro Aniversario de Teófilo Gómez el 5 de febrero; pero estos señores no se dan cuenta de que el astado, para empezar era anovillado, por no decirle chivo, fue un toro de regalo curiosa y sospechosamente no reseñado, y obviamente no pertenecía a la ganadería titular para el festejo. ¿Se da cuenta amigo aficionado de la capacidad de estos señores?
Lo inexplicable de la Temporada es el por qué Rafael Ortega queda fuera después de haber tenido un triunfo importante al cortar un rabo, es cierto, un poco exagerado, pero a mi juicio, mostrando mayores fundamentos como para tener al menos otra comparecencia en la Temporada, no como otros que vienen impuestos desde el inicio de la misma sin siquiera haber tomado el capote. Lo mismo ocurrió con Humberto Flores, guste o no, fue uno de los triunfadores.
Me voy apenado con lo que ocurrió en la tarde en que actuaron Mariano Ramos y Manolo Mejía. Ambos aparentaron estar en el ocaso de su carrera con tauromaquias y técnicas antiguas que ya no emocionan a nadie.
Una de las actuaciones más importantes y que me convencieron por su firmeza y maestría fue la de César Rincón la tarde del 14 de Noviembre en donde también confirmó su alternativa Salvador Vega al que me gustaría volver a ver.
Carteles sin sentido, mal confeccionados y a destiempo pues el público ya no asistía, y ridiculeces, como la de Luis Ricardo Medina Pasión Gitana, también se hicieron presentes, así mismo toreros como Carlos Rondero y Christian Aparicio que no dicen nada.
Temporada a la alza definitivamente para los subalternos Gustavo Campos y Cristian Sánchez quienes sumaron varias salidas al tercio después de grandes actuaciones y por ahí un buen puyazo de Víctor Ortega.
Pero lo más importante que han olvidado los señores Bibliófilos Taurinos de México es otorgar el premio a la REVELACION de la Temporada Grande al PÚBLICO, que exigió por su fiesta devolviendo animalitos sin presencia, buscando abolir la corrupción de la empresa de la Plaza México así como de algunos toreros y ganaderos.
Hay más cosas que comentar, pero primero dejo a usted, amigo aficionado, que exponga su opinión acerca de la recién terminada Temporada Grande.