Otra temporada más que acaba en el coso mayor del mundo, y otra más que con su actual administración –la que tiene más de una década- no aporta nada.
Pareciera que el fracaso es una de las cartas de presentación, y en el caso concreto de Enrique Ponce… el “amigo” de la empresa, una nueva burla tras haber intentado lidiar, primero, en su presentación, los pequeñajos de Julio Delgado, así como el 5 de febrero reciente, un animalito de Teólfilo Gómez que, según se dijo, no estuvo reseñado, y con una apariencia de utrero que no podía disimular.
Sin olvidar de los impresentables pequeñajos con los que supuestamente confirmó su alternativa española Capea Chico, lo que constituyó otra auténtica burla.
Y tantas más, hasta que el poco público que iba acabó rechazando los animalitos tanto de Ponce como los de Capea Chico, y en otro festejo sin precedentes, dieron la espalda al redondel, tras lidiarse otro impresentable animalito.
Lo que no se acaba de entender… ¿Por qué no dejar que otros empresarios –porque hay y muchos- puedan alquilar la Plaza México?
¿Por qué, como según se dice, y según comentan muchos medios... se empecina Miguel Alemán, en mantener a su amigo pródigo, pagando la renta de un inmueble que genera muchísimos gastos, para sólo llenarla el 5 de febrero, en un festejo que más que un evento taurino es un evento social; y tenerla vacía los restantes domingos?
¿En dónde reside el negocio de tener justamente una plaza vacía toda la temporada... con muchos gastos?
No se acaba de entender, como tampoco el que insistan algunos toreros en ir al inmenso embudo, cuando penosamente en la actualidad... ¡no da ningún prestigio!, por el contrario resta todo lo que tengan ganado.
El acudir a una plaza con un aforo para 50 mil, y que sólo lleguen cerca de mil personas, no dice nada. No puede, porque no existe el fundamento del quorum.
De lo anterior, no sólo en México sino en España y hasta Sudamérica, están conscientes de la deplorable situación que vive el otrora importante coso taurino de la Ciudad de México.
Por supuesto, gracias a las imágenes de la retransmisión de las corridas, y muy a pesar, de los oficiosos comentarios que hacen... los súbditos del exagerado elogio y defensores de lo indefendible, impuestos como locutores.
Antes de la actual administración, una oreja cortada en la México era un sólido trofeo que ayudaba a la consolidación del torero; ahora, ni siquiera sirve para el obrador.
Pero, por fortuna la empresa del coso capitalino… no lo es todo.
Conocemos de la pasión, y fundamentalmente, del amor y el respeto con el que organizan en la mayor parte de la geografía mexicana los festejos, y ahí, en cada feria, en cada plaza, los aficionados defienden sin tasa ni medida su centenaria tradición, próxima a cumplir los 5 siglos.
La cultura taurina, como ya hemos manifestado, ha tomado a la Ciudad de México, para devolverle el esplendor perdido a la fiesta taurina. Ha llegado a la megalópolis en una especie de Independencia Taurina, siguiendo una senda que dio inicio precisamente en las ferias de toda la República Mexicana, puesto que alrededor de éstas… se organizan conferencias, exposiciones, mesas de debates… que nutren al gran público de elementos, para degustar más y mejor, del arte taurino, y sin lugar a dudas, para defenderlo mejor.
No sabemos si continuará la actual administración en la plaza más grande del mundo –no existe ningún fundamento para que siga-, pero lo que sí es un hecho… es que el público, dio su inapelable veredicto… y desde hace muchos años, contra una manera de hacer “empresa”. No está de acuerdo… y lamentablemente, han dejado a ese coso lleno de historia, como un inmenso cráter vacío.
Ya no da ni quita, sólo ofrece una triste y penosa desolación.